mañana, 30 de octubre, y pasado mañana, 31 de octubre. Está previsto que afecte al continente americano, sobre todo a Sudamérica. Puede afectar especialmente a las comunicaciones en ciertas frecuencias o llegar a derribar internet.
Una tormenta solar es un fenómeno inusual, pero los expertos advierten de que habría que elaborar planes de contingencia para hacerle frente. Después de muchos de los fenómenos que estamos viviendo en estos años, como la pandemia del coronavirus, las catástrofes medioambientales o la escasez de recursos energéticos, llega una tormenta solar.
Fue a lo largo de este verano cuando los expertos comenzaron a lanzar advertencias sobre la posible llegada de la tormenta solar. Sangeethe Abdu Jyothi, de la Universidad de California en Irvine, fue una de las primeras personas en lanzar la voz de alarma.
Qué es una tormenta solar
Una tormenta solar es a lo que los expertos denominan eyección de la masa coronal del Sol. Esto significa que se crea un gran volumen de partículas imantadas que impactan con el campo magnético que protege la Tierra. Se prevé que una de las infraestructuras que más sufrirá serán los cables submarinos que conectan continentes. Esto, probablemente, provocaría una pérdida masiva de conectividad en todo el planeta, por lo que habría países que se quedarían sin acceso a la red.
La tormenta solar es una perturbación del campo magnético de la tierra que surge como consecuencia de una explosión en la superficie del Sol. Esto lo que provoca es que se libere energía magnética, que la atmósfera de la estrella ha ido acumulando. Una tormenta solar equivaldría a millones de bombas de hidrógeno detonando al mismo tiempo.
Efectos de la tormenta solar
La consecuencia más dañina que se podría registrar como consecuencia de la tormenta solar son daños en la electrónica de las naves espaciales, sobrecargas en la red eléctrica, pérdida de la señal GPS o interferencias en las señales de radio. Además, podría provocar daños en la navegación aérea, en el cableado terrestre o mala conectividad en los cables submarinos. También, en el caso más extremo, podría dejar sin servicio toda la red de energía y comunicación.