El genio renacentista Miguel Ángel estudió para la tumba del papa Julio II, situada en la basílica de San Pedro encadenado de Roma, donde destaca la célebre escultura de Moisés, los efectos de la luz que entraba por las ventanas durante el equinoccio de la primavera y coincidiendo con los días de la Semana Santa para dar una interpretación escenográfica y espiritual al monumento funerario.
Así se desprende de los estudios realizados por el ministerio de Cultura italiano que este sábado difundió un vídeo con sus conclusiones y mostrando los increíbles ‘efectos especiales’ de Miguel Ángel para el proyecto escultórico de la tumba de Julio II.
La película muestra, a través de un timelapse, el movimiento de la luz natural sobre el grupo escultórico que, según investigaciones recientes, fue utilizado por el propio Miguel Ángel para «dar vida a un fenómeno visual sorprendente que supera los efectos especiales modernos», explican.
El polifacético artista colocó las esculturas del monumento estudiando los rayos de sol que durante los atardeceres del equinoccio de primavera, a los que está vinculada la fiesta de Pascua, atraviesan las ventanas de la fachada, y a través de un pasaje muy estrecho entre las columnas de la nave de la basílica de San Pietro in Vincoli (San Pedro encadenado), iluminan la obra con un juego de luces que, minuto a minuto, ilumina teatralmente algunos elementos fundamentales del grupo escultórico y potencia su significación espiritual.
«Imágenes espectaculares que muestran la riqueza del patrimonio cultural italiano que, después de siglos, aún logra asombrar con nuevas lecturas interesantes. El estudio de la relación entre arte y luz se enriquece y ofrece nuevas lecturas interesantes sobre la obra de Miguel Ángel», declaró en un comunicado el ministro de Cultura, Dario Franceschini.
El arquitecto, historiador de arte y restaurador que en los últimos años supervisó la restauración del Moisés y que en estos días está completando una operación de limpieza de la obra, Antonio Forcellino, explica que el juego de luz tiene una precisa interpretación y de esta manera Miguel Angel distribuyó las diferentes esculturas que componen el monumento funerario del papa Julio II.
La escultura de Moisés se encuentra junto a las esculturas de la Fe y la Caridad, y de la Virgen con el Niño.
«Cuando cae al atardecer, que en la tradición católica se vincula a la muerte de Cristo en estos días, los últimos rayos se sol que se filtran iluminan justo a la figura que representa la Caridad. Esa escultura se transforma en una especie de lámpara para todo el monumento. La Caridad se transforma en luz gracias al genio del Miguel Angel», explica Forcellino.
Julio II llamó a Miguel Angel en 1505 para que diseñase su tumba. En un principio estaba previsto que el monumental mausoleo estuviera en la basílica de san Pedro pero, debido a su enorme tamaño, se descartó la idea y se pensó hacerlo dentro de una iglesia que, al menos, tuviera que ver con el apóstol san Pedro.
Al principio el conjunto iba a estar formado por 40 estatuas, pero al final acabó con sólo siete y nunca llegó a ser la tumba del papa, que cambió de idea respecto a su mausoleo, pero se convirtió en una de las grandes obras maestras de Miguel Angel por el realismo y la expresividad de Moisés lleno de ira al encontrar a los israelitas venerando al becerro de oro.