Las ambiciones territoriales de Marruecos se extienden a territorio español a pesar de que el gobierno de Pedro Sánchez insinuó que estaban llegando a su fin con el brusco cambio de la posición española sobre el Sáhara Occidental, abandonando el principio de que los saharauis debían decidir su futuro en libertad y adoptando la opinión de que integrarlos en Marruecos sería la mejor forma de actuar. Pero Rabat ha dejado muy claro que esto no era cierto.
La demostración de esto ha quedado más que clara en las últimas horas, en una misiva enviada por Marruecos al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas tras una petición previa de la organización supranacional para que aporte información sobre las muertes de inmigrantes que hubo en el perímetro fronterizo hispano-marroquí de Melilla el pasado mes de junio. Unas muertes que se produjeron en el lado marroquí de la frontera.
En la mencionada carta de respuesta, a la que ha tenido acceso Europa Press, el régimen alauí dice que es «inexacto» referirse a «la línea de separación entre Marruecos y Melilla» como «frontera hispano-marroquí», como aparece en la carta enviada por la ONU, puesto que «el Reino de Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España y Melilla sigue siendo un presidio ocupado y por este motivo, no se puede hablar de fronteras, sino de simples puntos de paso».
En esta línea, dice que los fallecidos en su lado del perímetro fronterizo fueron 23 y no los 37, como se dice en la misiva remitida por los relatores de la ONU, y que fue la cifra que ofreció una organización de Derechos Humanos local, y mantiene que las autopsias realizadas a todos ellos confirman que murieron por asfixia en la avalancha y no por arma de fuego.
El Gobierno marroquí rebate la acusación de «racismo estructural y de tratamiento discriminatorio de individuos de ascendencia africana» -el objeto principal de la misiva de los relatores de la ONU- puesto que el país ha llevado a cabo «vastas operaciones de regularización de inmigrantes en situación irregular».
Por último, se quita cualquier tipo de responsabilidad en los acuerdos de devolución de inmigrantes: «Marruecos no tiene ninguna responsabilidad en las devoluciones de inmigrantes en caliente» sino que «es la responsabilidad de las autoridades españolas». «Marruecos no hace sino sufrir las consecuencias de un fenómeno, cuya gestión securitaria, por sí sola, ya ha demostrado sus límites», añade. Con todo, puntualiza que tras los acontecimientos del 24 de junio no se produjo ninguna de estas devoluciones y asegura que «Marruecos se opone a la devolución grupal de migrantes y a la expulsión colectiva de extranjeros».