sobrevivió durante tres días atrapada sobre los cadáveres de sus familias mientras las televisiones de todo el mundo lo retransmitían en directo sin que se pudiera hacer nada ante su agonía.
Concretamente, a las 21:09 de la noche del miércoles 13 de noviembre de 1985, el cráter Arenas, del volcán Nevado del Ruiz, entró en erupción. El calor que produjo su actividad derritió parte del hielo del glaciar de la cumbre y el agua se fundió con el lodo, lava y enormes piedras. A 60 kilómetros por hora esta mezcla empezó a deslizarse por la ladera que fue sepultando lo que se encontraba por su paso, al igual que la lava del volcán de La Palma, hasta que llegó a la población de Armero. Como consecuencia, murieron 23.000 personas de las 25.000 que estaban en la zona, entre ellas la familia de Omayra Sánchez, que quedaron atrapados bajo los 35 millones de toneladas, según las mediciones del Servicio Geológico de los Estados Unidos.
La pequeña, sin embargo, se aferró a la vida agarrándose a un palo a la altura de su cabeza, lo único que sobresale de su cuerpo, puesto que el resto se quedó enterrado en el lodo. Unos militares de la fuerza aérea colombiana fueron los que la encontraron. Para llegar hasta ella, quitaron azulejos y construyeron una especie de puente para llegar hasta ella y trabajar en su rescate. Aunque consiguen liberar medio cuerpo suyo, sus piernas estaban atrapadas, por lo que no pudieron rescatarla por completo.
Tras 60 horas de seguimiento agónico sobre su estado, que fue grabado en directo por las cámaras de televisión y en las que tuvo acompañada por los sanitarios y rescatistas, la pequeña falleció.