El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma que la inflación se moderó en octubre gracias al ‘respiro’ de los precios energéticos. El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 7,3% respecto al mismo mes del año anterior, 1,6 puntos menos que en septiembre, lo que significa que la variación anual siguió siendo históricamente elevada pero continúa la senda descendente que se inició en agosto y se notó especialmente en septiembre.
De hecho, el INE destaca que es la tasa anual más baja desde enero de 2022, aunque respecto al mes anterior (septiembre), los precios subieron un 0,3%.
De la misma forma que el precio de la electricidad impulsó al alza el IPC durante los primeros meses, ahora es el causante de su moderación. El INE adelantó que el principal motivo de la moderación de la inflación fue la caída de los precios de la electricidad que, según los datos de Red Eléctrica de España, alcanzaron mínimos no vistos desde agosto de 2021.
«Esta rebaja en los precios de la electricidad ha venido dada por el desplome del precio de referencia del gas ibérico (MIBGAS), que cayó un 46% en el mes de octubre, debido al llenado de las reservas de gas y al bajo consumo por las elevadas temperaturas», comenta Caixabank Research en un informe publicado este lunes.
De esta forma, los grupos que destacan por su influencia en el descenso de la tasa anual del IPC son la Vivienda, que disminuye su variación más de 11 puntos y medio (hasta el 2,6%) por la bajada de la electricidad y del gas frente a la subida de octubre de 2021; y el Vestido y calzado, con una tasa del 1,4%, dos puntos y medio inferior a la del mes anterior.
El precio de los alimentos sigue subiendo
Sin embargo, hay otros componentes de la ‘cesta’ del INE que empezaron a registrar tasas altas más tarde (cuando productores y distribuidores empezaron a trasladar el aumento de los costes energéticos y de materias primas a los precios finales) y todavía continúan con crecimientos récord.
Es el caso de los Alimentos y bebidas no alcohólicas, que sitúa su tasa en el 15,4%, un punto superior a la del mes pasado, y la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994.
Destacan en este comportamiento los incrementos de los precios de las legumbres y hortalizas (un 21,2% más caras que en octubre de 2021), la leche, queso y huevos (21,9%) y la carne (12,5%), mayores este mes que en 2021.
Esto hace que la tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) se mantenga en el 6,2%, igual que un mes antes. La variación mensual, es decir, respecto a septiembre, es de un 1%.
Este indicador es menos volátil que el IPC general al extraer la energía, lo que también lo convierte en más preocupante al reflejar el contagio a otros productos que no vuelven a bajar precios con tanta facilidad. «De cara a 2023, esperamos que la inflación se mantenga elevada, en el 4,5%, debido a la persistencia de la inflación subyacente», comentan desde Caixabank Research.