El consumo de frutas y verduras de temporada no solo mejora nuestra salud, sino que también tiene un impacto positivo en el medio ambiente y en la economía local. Durante enero, optar por productos frescos y en su punto óptimo de maduración asegura alimentos más sabrosos y nutritivos, al tiempo que contribuye a reducir la huella de carbono asociada al transporte de mercancías desde regiones lejanas.

Beneficios de elegir productos de temporada

  1. Mayor frescura y calidad: Los alimentos en su temporada natural llegan más frescos a nuestra mesa, conservando mejor sus nutrientes y sabor.
  2. Reducción de impacto ambiental: Al evitar el transporte desde lugares lejanos o el uso de invernaderos, se disminuye el consumo de energía y la emisión de gases de efecto invernadero.
  3. Apoyo a la economía local: Comprar productos locales de temporada fortalece a los agricultores de nuestra región, fomenta el empleo y contribuye al desarrollo rural.

Frutas de temporada en enero

Enero ofrece una amplia variedad de frutas deliciosas y nutritivas, ideales para mantenernos saludables durante el invierno:

  • Cítricos:
    • Naranjas, mandarinas, limones y pomelos: Estos frutos alcanzan su máximo esplendor en invierno. Son ricos en vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico, ayuda a prevenir resfriados y aporta un toque refrescante a nuestra dieta.
    • Sus antioxidantes contribuyen a la salud de la piel y al bienestar general.
  • Chirimoya:
    • Disponible desde septiembre hasta finales de enero, esta fruta tropical es conocida por su dulzura y su aporte de vitaminas B y C, esenciales para el sistema nervioso y el fortalecimiento del sistema inmune.
    • Además, contiene minerales como el potasio y el magnesio, que ayudan a mantener el equilibrio electrolítico del cuerpo y a reducir el riesgo de calambres musculares.

Un enfoque saludable y sostenible

Incorporar estas frutas de temporada en nuestra dieta no solo mejora nuestra salud, sino que también fomenta prácticas más sostenibles y responsables con el entorno. Ya sea disfrutándolas frescas, en jugos, postres o ensaladas, los alimentos de temporada nos ofrecen una forma sencilla y deliciosa de cuidarnos y cuidar el planeta.