Un estudio de la USC, liderado por Ángel Carracedo, analiza a 25.000 pacientes de 90 hospitales en 12 países, tratando de extraer conclusiones sobre la transmisión vírica que se conocerán en el mes de octubre
En esta guerra frente a la covid-19 muchas son todavía las cuestiones que permanecen en el aire. Dentro de esas dudas por resolver, probablemente la más recurrente sea: ¿por qué parece haber individuos más propensos a padecer el coronavirus que otros? ¿Por qué, dentro de un matrimonio, el marido puede ser portador de la enfermedad y, sin embargo, la mujer y los hijos no tenerla? ¿O por qué se está muriendo gente sin patologías previas?
Estas grandes incógnitas han despertado en los científicos la necesidad de investigar para tratar de resolverlas. Y, ¿por dónde empezar? Pues por la variabilidad genética, esa ‘arma’ de doble filo que está demostrado que en muchas otras enfermedades sí es un factor determinante para contraerlas. Entonces, la pregunta es: ¿influye la variabilidad genética en la predisposición de un individuo a padecer covid-19? ¿O para que se manifieste en él de forma más grave?
FACTOR GENÉTICO: SÍ INFLUYE. “Seguramente sí influye para contraer la enfermedad, pero, sobre todo, sabemos que influye bastante en la severidad de los síntomas y en las complicaciones, como ya han demostrado algunos estudios, especialmente el que tiene que ver con los gemelos británicos”, indica el coordinador del grupo de Medicina Genómica de la Universidade de Santiago (USC), Ángel Carracedo.
En concreto, el investigador se refiere a una publicación del King’s College of London que manifestó en mayo de este año que el 50% de los síntomas del SARS-CoV-2 tendrían una explicación en los cromosomas, basándose en los datos de un estudio sobre 2.633 gemelos, idénticos y no idénticos. Fue así en las manifestaciones de “delirio, fiebre, fatiga, diarrea, pérdida de gusto y olfato; mientras, el entorno fue el principal responsable del desarrollo de voz ronca, tos, dolor en el pecho y abdominal”, explica.
ADELANTARSE A TRAVÉS DE MEDICAMENTOS. De este modo, partiendo de la base de que el componente genético sí influye, “puede ayudar también a encontrar dianas para fármacos y, sobre todo, a estratificar el riesgo para adelantarse a posibles complicaciones” que puedan producirse en la enfermedad.
Para poder utilizar el componente genético del coronavirus, al igual que se hace habitualmente para identificarlo en cualquier otro virus conocido, la estrategia más utilizada son los estudios de asociación. “Se comparan casos y controles (por ejemplo, individuos graves con asintomáticos, o los que padecen tromboembolismo con los que no, los que desarrollan vasculitis y los que no, los que responden a un tratamiento y los que no lo hacen, entre otras muchas variables)”, explica el investigador de la USC.
Acto seguido, “se analizan y comparan marcadores genéticos de todo el genoma y se ve si alguno está asociado con el problema en cuestión”. De este modo, puede aislarse cuál es el componente genético que interactúa con el virus e interfiere para que este se desarrolle o, en su caso, se agrave. Un equipo de la USC liderado por Carracedo está estudiando a 25.000 pacientes de covid en 90 hospitales de 12 países para analizar el papel de la genética en el coronavirus.