un máximo histórico, y ya es 20 euros más caro en cuanto a la media, respecto al año pasado. Su inflación preocupa porque los altos costes pueden llegar a suponer una ruina para la industria, que continúa buscando medidas para bajarla.
En España, el efecto del ascenso en cuanto a su coste ya se hace notar. La mayoría de coches son diésel, y por lo tanto, necesitan llenarlo de gasolina para que pueda funcionar. Sin embargo, el alto precio ya está obligando a la mayoría de consumidores a regular la cantidad o incluso a hacer una selección entre los gastos de su economía para poder gastar dinero en la gasolina.
Más allá del alto precio, son muchos quienes se preguntan el porqué de este incremento en el coste de los carburantes, puesto que el gasoil está experimentando también una subida sin precedentes. La realidad es que existe más de un motivo, y no es por los precios fijados en base a los indicadores del mercado, sino por las condiciones que les rodean.
Las condiciones lo acaparan todo
El barril de crudo de Brent es el indicador que señala los niveles de precio que habitualmente tiene el combustible. Lo verdaderamente llamativo de esta situación es que su precio ha descendido un 20% en los últimos años, pero, a pesar de eso, la gasolina ha experimentado un crecimiento inédito, alcanzando el mayor récord en cuanto a precios de su historia.
Ello se debe a las circunstancias externas que han terminado por ser el factor decisivo en su encarecimiento. La subida de impuestos ha contribuido a la inflación, disparada desde hace semanas, y también los costes y la distribución de la propia gasolina, que, en muchos casos, procede de países extranjeros, que tienen que hacer frente a un precio mucho mayor para poder hacer su trabajo.