La Fiscalía de Seguridad Vial ha pedido al Juzgado de Instrucción número 2 de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) que archive la causa abierta por el accidente de tráfico en el que murió José Antonio Reyes, ocurrido el 1 de junio de 2019, si bien aprecia indicios de que el jugador cometió dos delitos.
El archivo de la causa por este siniestro, en el que además murió un primo del jugador, Jonathan Reyes, y resultó herido grave el copiloto, Juan Manuel Calderón, se solicita ante la imposibilidad de continuar con el ejercicio de la acción penal, ya que el responsable penal murió, según informó este viernes la Fiscalía Superior de Andalucía.
Tras las diligencias de investigación practicadas para esclarecer el accidente, que tuvo lugar en la autovía A-376 entre Sevilla y Utrera cuando Reyes regresaba de Almendralejo (Badajoz) tras entrenarse con el Extremadura, el Ministerio Público ve indicios de la comisión de un delito de homicidio con imprudencia grave del artículo 142.1 del Código Penal y un delito de lesiones por imprudencia grave del artículo 152.1.
En este sentido, la Fiscalía aprecia que Reyes infringió «las mínimas y elementales precauciones» y cometió una «infracción grave de las normas de circulación y los deberes normativos de cuidado de la Ley de Tráfico que afectan a las condiciones esenciales de seguridad vial».
El Ministerio Fiscal alcanza esta conclusión tras disponer del informe técnico sobre las causas del siniestro, elaborado la Guardia Civil, y el informe pericial realizado por el Departamento de Investigación y Reconstrucción de Accidentes de Tráfico de la Guardia Civil.
Así fue el accidente
Según los informes, el accidente se debió a la combinación de dos causas: el reventón del neumático trasero, que provocó que el conductor perdiera el control del turismo, y la excesiva velocidad de circulación del coche, que circulaba a más de 187 kilómetros por hora, como mínimo 67 kilómetros por encima del límite permitido en ese tramo de carretera.
Según consta en los informes, el vehículo había sido reparado de la fisura de una llanta, circunstancia que provocó una pérdida de presión.
«El calor que se genera en los neumáticos durante el rodaje es proporcional a la velocidad de desplazamiento. Si un vehículo rueda a velocidad elevada durante mucho tiempo con sobregarga o presión de inflado inferior a la descrita con elevadas temperaturas climatológicas, aumenta su temperatura, lo que provoca la alteración del neumático y hace que la cubierta sea muy sensible a la rotura o al estallido», apunta la Fiscalía.
El vehículo, un Mercedes Benz S 550, sufrió una salida parcial de la vía por el margen izquierdo y un contacto con una barrera metálica de protección, lo que obligó al conductor a realizar una maniobra evasiva tras la cual volvió a salirse de la vía por la margen derecha.
Tras chocar contra una cuneta vierteaguas, una valla metálica de protección de la autovía y una valla de cerramiento de una finca particular, el vehículo dio varias vueltas de campana por un camino terrizo hasta su posición final y después empezó a arder.
El informe pericial apunta asimismo que en «el momento de interaccionar con la valla de la calzada, lo hacía a una velocidad de 187 kilómetros», si bien «en el momento preciso de reventar el neumático debió llevar una velocidad superior a la calculada».