Su lanzamiento se ha ido retrasando y la fecha ha sido pospuesta en muchas ocasiones. La mayor parte de las veces por contratiempos o problemas técnicos, pero en los últimos días también por prudencia y por el mal tiempo. Cuando esté en órbita, no habrá posibilidad de mandar astronautas a arreglar cualquier posible fallo, como sí se hizo con su antecesor, el telescopio espacial Hubble.
James Webb comienza su viaje de un millón de kilómetros
No ha sido un proyecto sencillo, primero por el increíble aumento de su coste, que casi provoca su cancelación. Los 440 millones de euros presupuestados han terminado en unos 7.000, dieciséis veces más que lo que se calculó en el inicio.
El James Webb es el telescopio más avanzado construido, es 100 veces más sensible que el Hubble. Nos permitirá viajar en el tiempo, por lo que podremos ver cómo se formaron los primeros objetos tras el Big Bang.
El universo está en continua expansión desde entonces, unos 13.770 millones de años, y para observar objetos que llevan viajando tanto tiempo se necesita trabajar en el espectro infrarrojo, ya que con la luz visible no sería posible.
La órbita a la que se situará el James Webb está mucho más alejada de la Tierra que su predecesor el Hubble, a una distancia de 1,5 millones de kilómetros, lo que le permitirá realizar su labor de manera mucho más eficiente, pero las reparaciones resultarán prácticamente imposibles si se presenta algún fallo.
Estudiará el inicio de los tiempos
Además de estudiar los orígenes del universo, se dedicará a buscar planetas habitables fuera del Sistema Solar. Sus observaciones se combinarán con los de otros observatorios espaciales y terrestres, para investigar los agujeros negros de la Vía Láctea.
El corazón del telescopio es un gran espejo de 25 metros cuadrados, hecho de berilio y tienen una película de oro para reflejar la luz, además cuenta con un escudo térmico gigante para protegerlo.
Podría estar en activo hasta 17 años
La vida útil del telescopio, concebido para al menos 10 años, dependerá de cuánto combustible consuma durante las maniobras tras el lanzamiento. Si todo sale según lo planeado, dice esta responsable de la NASA, podría estar operativo durante 15 o 17 años.
El nombre elegido para el telescopio hace honor a uno de los líderes del programa Apolo para llegar a la Luna, James Webb.