erupción del volcán en La Palma ha reavivado la idea que la erupción pueda provocar un tsunami hacia Estados Unidos. Juan Rueda, vulcanólogo del instituto geográfico nacional, ha desmentido esta posibilidad y ha apuntado que «no hay evidencias científicas» de que un desprendimiento en la Palma pueda ocasionar un tsunami.
La hipótesis sobre el riesgo de deslizamiento de Cumbre Vieja por una grieta situada al oeste de esta dorsal palmera fue formulada por Steven Ward, profesor del Instituto de Geofísica y Física Planetaria de la Universidad de California, y Simon Day, del centro de investigación de peligros Benfield Greig, de la Universidad de Londres.
Esta teoría implicaba la existencia de una superficie de debilidad geológica de gran extensión, continuidad y profundidad, consistente en una capa basal formada por materiales producto de anteriores deslizamientos, el denominado mortalón. La capa del mortalón se ha verificado en numerosas galerías, pozos, túneles y sondeos.
Para que el flanco de Cumbre Vieja llegara a reunir condiciones próximas a la inestabilidad tendrían que darse simultáneamente un terremoto de magnitud excepcionalmente alta y una erupción volcánica explosiva de gran magnitud, o bien que el edificio volcánico actual alcanzara en su crecimiento natural al menos mil metros más sobre la máxima elevación actual. Para alcanzar esta altura tendrían que transcurrir más de 40.000 años.
Estos resultados son parte de varios proyectos de investigación sobre grandes deslizamientos gravitacionales y megatsunamis, en el que han participado de forma relevante investigadores del Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLVCAN).
La Cumbre Vieja de La Palma es uno de los complejos volcánicos más activos de Canarias. En ella se han producido dos de las tres últimas erupciones registradas en las islas, el volcán San Juan (1949) y el Teneguía (1971).