El Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1 tuvo dos accidentes que requirieron safety car. SIlverstone contempló el desastre de algunos pilotos que vieron frustrada la posibilidad de tener una buena actuación en tierra inglesa. Primero se dio el toque entre el danés Kevin Magnussen (Haas-Ferrari) y el tailandés Alexander Albon (Red Bull-Honda); después, la mala maniobra del ruso Danii Kviat (AlphaTauri-Honda).
Apenas comenzada la carrera, Magnussen quedó desconsolado al tener que abandonar: el danés perdió una rueda de su monoplaza y se fue a la arena. ¿Qué pasó? El lugar en el que podía entrar Albon era muy estrecho. Si se considera que iban a cumplir la primera vuelta de la carrera, el tailandés debería haber sido más cuidadoso y evitar ese toque. Sin embargo, esa maniobra tuvo que ver con la presión que Albon soporta para rendir medianamente cerca de lo que produce su compañero de equipo, el holandés Max Verstappen. Al final, se exige tanto que termina protagonizando accidentes como éste, en el que tuvo que pagar con una penalidad de 5 segundos.
Además, en la vuelta 13 llegó la decepción para Kviat. Fue un accidente extraño, ya que a esa S se ingresa por encima de los 300 km/h. Sin dudas fue un error del piloto, porque enseguida se disculpó en el audio de la radio («Perdón chicos, perdón chicos»). Debido al golpe, el Alpha Tauri del ruso quedó destrozado, pero allí es donde se valora la seguridad que tienen hoy los autos de F1. De hecho, se mostró mucho más enojado con él, debido a sus malos reflejos en el volante, que por el impacto en sí contra el muro.
Otro piloto que la pasó mal en Silverstone, pero sin siquiera ingresar en la pista, fue Nico Hulkenberg, que reemplazaba a Checo Pérez. El alemán no largó por problemas mecánicos cuando iba del box a la pista antes de la partida. Resultó increíble porque había llegado al circuito el viernes. De esta forma sigue su mala racha, con 178 GP sin podio (el que más carreras hizo sin podio). Se había clasificado 13º.