32 metros de profundidad. Cayó a un pozo y allí lleva más de 50 horas atrapado. La buena noticia es que todavía respira y los bomberos tratan de rescatarlo.
Su madre, Wassima, pide que salga con vida del pozo. «Le suplico a Dios que lo saque vivo de ahí. Que salga sano de ese pozo. Por favor Dios alivia el sufrimiento de ese niño».
El martes por la tarde el pequeño de cinco años cayó al pozo de unos 25 centímetros de diámetro. Para rescatarlo se ha intentado todo. Un voluntario de rescate, Imad, se ha quedado apenas a dos metros de llegar a Ryan.
«He logrado comunicarme con el niño, le he preguntado si podía escucharme. Y oí una respuesta». Imad no pudo bajar más porque una piedra lo impedía. Le llevó al chico una botella de oxígeno y algo de comida.
«He esperado un minuto y he visto que empezaba a usar el oxígeno. Entonces he perdido el conocimiento y ya solo recuerdo que me he despertado. Estaba fuera rodeado de personas auxiliándome», explica el hombre.
También hay seis excavadoras que han logrado abrir un hoyo de 25 metros de profundidad y están solo a siete de salvar a Ryan. Es un rescate a contrarreloj, de momento el pequeño sigue con vida, respirando, pero cada minuto que pasa cuenta porque se encuentra a mucha profundidad.
En Marruecos sueñan con que esta historia tenga un final feliz y acabe en brazos de sus padres.