El secretario ejecutivo de la agencia de la ONU para Combatir la Desertificación, Ibrahim Thiaw, aseguró en una entrevista a EFE que es Europa quien debería aprender de África para enfrentarse a las sequías, aunque este problema esté creando que la juventud africana busque soluciones desesperadas como migrar o, peor, unirse a grupos terroristas.
«En materia de sequías, África está mejor preparada que Europa (…) Es, de hecho, Europa quien aprende de África», aseguró el responsable mauritano de la UNCCD (por sus siglas en inglés), y añadió que precisamente este año el Viejo Continente se ha visto seriamente afectado por las sequía
Durante años, según el regidor de esta agencia de la ONU, se ha acumulado un «enorme conocimiento» en las instituciones del continente africano con «muchas tecnologías», pero el problema es que hay que «reforzar los mecanismos financieros de manera que esa tecnología sea desplegada y consiga aplicarse», aseveró.
«África no es menos inteligente que Europa y hace frente a la sequía desde hace mucho tiempo. Vengo de Europa y he visto cómo la sequía ha golpeado duramente a la población europea y ha destruido miles de hectáreas», subrayó.
El 55 % de las regiones europeas se han enfrentado a sequías estivales extremas o excepcionales entre los años 2011 y 2020, según las proyecciones con las que trabaja el Barcelona Supercomputing Center en el marco de la publicación del informe «Lancet Countdown on Health and Climate Change» del pasado octubre.
LA CRISIS CLIMÁTICA DERIVA EN LA SOCIAL
La región del Sahel, que comprende Senegal, Gambia, Mauritania, Guinea, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Camerún y Nigeria, es una de las más afectadas en el mundo por el cambio climático, algo que también afecta a Europa directamente por las consecuencias de esta crisis.
«No hemos puesto el dedo en las causas profundas. Necesitamos tratar de raíz y que el mundo comprenda la región del Sahel. Porque, en primer lugar, está la crisis climática, antes de la crisis social, la de terrorismo y la del tráfico ilícito. Y precisamente es esta crisis climática la que provoca el restos de crisis», señaló el experto de la ONU.
Thiaw hace hincapié en que esta crisis afecta directamente «a los europeos»; pero, sobre todo, «a los africanos, en especial a su flor y nata, los que están muy bien formados y al final son los que migran».
«Al final, todo el mundo pierde»; sentenció el mauritano, en defensa de todo el potencial que tienen los jóvenes africanos, que representan, en toda la región del Sahel, un tercio de la población.
Llamó a Europa a recibir a estos expertos africanos para que sean ellos los que enseñen gracias a la experiencia que tienen, y que no hagan «trabajos secundarios» para así «arreglar la población en el terreno» en África.
«Nunca vamos a parar la migración, pero hay que gestionarla. Pienso que se puede hacer si se aplica los mecanismos para paliar la crisis climática», indicó.
CIFRAS ALARMANTES
De acuerdo a la UNCCD, más de 10 millones de personas perdieron la vida por las grandes sequías en el siglo pasado, causando varios cien mil millones de dólares en pérdidas económicas en todo el mundo, y las cifras van en aumento.
Según los datos de la agencia de la ONU en el informe de este año, la sequía severa afecta a África más que a cualquier otro continente, con más de 300 acontecimientos registrados en los últimos 100 años, lo que representa el 44 % del total mundial.
«Las cifras sobre las sequías son alarmantes y cinco mil millones de personas se han visto afectadas desde el inicio del siglo», apuntó Thiaw, aunque se mostró optimista en cierto punto: «confío en el humano para adaptarse a esta situación».
Por ello, insistió que una de las medidas más afectivas es el del sistema de alerta temprana y el de respuesta: «Hay que gestionar bien eso para las sequías, porque las sequías volverán, pero la pregunta es: ¿cuándo se producirá esa sequía? De esa manera podemos ver cuáles son los posibles daños que vamos a tener».
Thiaw quiso alabar también la Alianza Internacional para la Resiliencia ante la Sequía, impulsada por España y Senegal y lanzada en paralelo en la COP27, que cuenta ya con la adhesión de decenas de países, entre ellos Estados Unidos y China, que persigue aunar esfuerzos para acelerar la acción y ayudar a los países a mejorar su preparación frente a futuras sequías antes de 2030.