Vladimir Putin vive encastillado en el Kremlin estos días de guerra en Ucrania. A él solo tienen acceso un selecto grupo de personas, sus hombres de confianza. Esa suerte de guardia pretoriana está compuesta por miembros de su Ejecutivo, como el ministro de Defensa o el de Exteriores, pero, además, de un núcleo duro de oligarcas que, sin tener puestos políticos, poseen grandes fortunas y negocios -como la exportación de combustible y petróleo- que son fundamentales para el régimen.
A ellos, a los oligarcas, están dirigidas el grueso de sanciones económicas lanzadas por Occidente con el objetivo de asfixiar sus fortunas para que dejen de lado a Vladimir Putin. Este es un perfil de cuatro de ellos.
Igor Ivanovich Sechin: Multimillonario de 61 años y director de la petrolera estatal Rosneft. Según la Unión Europea, tiene acceso directo a Vladimir Putin.
Alisher Usmanov: Se le considera el testaferro de Putin y ha resuelto muchos de los problemas empresariales del presidente ruso. Tiene 68 años y dirige la siderurgia Metalloinvest.
Nikolay Petrovich Tokarev: Director de Transneft, empresa dedicada al petróleo y al gas, y exagente del KGB, donde conoció a Putin en los años 80 del pasado siglo.
Sergei Pavlovich Rolduguin: Conocido como ‘la billetera’ de Vladimir Putin, tiene 70 años, es violonchelista y posee cinco empresas ‘offshore’ que Bruselas ya está rastreando.
EEUU recrudece sus sanciones contra los oligarcas
La comunidad internacional quiere ahogar económicamente a éstos y otros oligarcas rusos, cuyas fortunas suponen alrededor del 85% del PIB del país. Además de las sanciones aplicadas por la UE, Estados Unidos anunció ayer sanciones para ocho de estos multimillonarios y sus familias.
El departamento de Estado de dicho país, además, prohibió la entrada a EEUU a 19 oligarcas y sus parientes, mientras que el Tesoro bloqueó los posibles activos bajo jurisdicción estadounidense de siete organizaciones rusas y 26 personas que promueven la desinformación sobre la guerra de Ucrania.