Un informe científico advierte de que un seísmo como los de Arenas del Rey o Torrevieja provocaría hoy miles de muertes y pérdidas económicas millonarias.
Un riesgo sísmico ignorado por la planificación actual
España no está preparada para afrontar un gran terremoto como los que ya han ocurrido en su historia reciente. Así lo concluye un estudio publicado en la revista ‘Natural Hazards’, que analiza el impacto que tendría en la actualidad un sismo como el de Torrevieja (1892) o el de Arenas del Rey (1884), dos de los episodios sísmicos más devastadores registrados en el país. El primero dejó 389 víctimas mortales y el segundo más de 900.
Según los investigadores, si un terremoto de esa magnitud tuviese lugar hoy en día en alguna de las zonas con mayor densidad de población del litoral mediterráneo, el resultado sería catastrófico. Han utilizado el sistema PAGER, desarrollado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), para simular los efectos actuales de estos dos terremotos históricos.
Torrevieja: pérdidas económicas del 10% del PIB
Los resultados para la localidad alicantina de Torrevieja son especialmente alarmantes. El estudio señala que un terremoto de magnitud similar al de 1892 podría provocar alrededor de 5.700 muertes y pérdidas económicas que alcanzarían hasta una décima parte del PIB nacional. Sería, en palabras de los expertos, una situación sin precedentes en la historia reciente de España.
Este impacto se ve amplificado por el crecimiento exponencial de la población en las últimas décadas. En el siglo XIX, Torrevieja tenía menos de 10.000 habitantes. Hoy supera los 80.000, y durante la temporada alta turística la cifra puede duplicarse. La vulnerabilidad estructural de muchos edificios costeros y la falta de preparación institucional agravan el posible escenario.
Arenas del Rey: un impacto menor pero también devastador
En el caso del municipio granadino de Arenas del Rey, epicentro del seísmo más mortal de la historia moderna de España, el estudio apunta a pérdidas millonarias y varios miles de víctimas si un terremoto similar tuviera lugar hoy. Aunque la población es menor que en Torrevieja, las infraestructuras no están preparadas para soportar un movimiento telúrico de alta intensidad.
La necesidad de actualizar normativas y planes de emergencia
Los autores del estudio alertan de que España necesita una profunda revisión de sus políticas sísmicas. Las advertencias son claras:
- Actualizar los mapas de riesgo sísmico en función de evidencias históricas y modelos actuales.
- Revisar los códigos de construcción, especialmente en áreas con antecedentes sísmicos.
- Evitar nuevas edificaciones en zonas de alta peligrosidad sísmica.
- Establecer rutas de evacuación y puntos seguros en zonas urbanas y costeras.
- Desarrollar campañas de concienciación pública sobre cómo actuar ante un terremoto.
Según los investigadores, «la sociedad española no está preparada para este tipo de eventos», y urgen a pasar de la prevención simbólica a una planificación integral y técnica.
Zonas más expuestas al riesgo sísmico en España
El Instituto Geográfico Nacional (IGN) identifica varias regiones del país con mayor actividad sísmica. La más activa es el sureste peninsular, concretamente en la confluencia de las Cordilleras Béticas, donde se produce el 90% de los terremotos registrados en España. Afecta a provincias como:
- Alicante
- Almería
- Cádiz
- Granada
- Málaga
- Murcia
En esta franja, muchas sacudidas no son perceptibles para la población —conocidas como «sismos invisibles»—, pero la acumulación de energía sísmica en las placas tectónicas puede derivar en episodios violentos.
También hay riesgo en:
- Los Pirineos, con una actividad sísmica moderada, pero significativa.
- Galicia, donde la existencia de múltiples fallas geológicas aumenta el potencial de seísmos.
- Las Islas Canarias, con movimientos sísmicos frecuentes y ligados a la actividad volcánica.
Terremotos recientes y aumento de la vigilancia
Durante las últimas semanas, la actividad sísmica ha aumentado en zonas como Almería, Granada y Canarias, lo que ha reactivado la atención sobre el tema. Aunque la mayoría son de baja intensidad, el temor a un gran seísmo persiste en áreas urbanas y turísticas donde no existe una cultura de prevención sólida.
Los expertos recomiendan a las autoridades actuar con anticipación y contundencia, y no esperar a que ocurra una tragedia para iniciar cambios estructurales. La experiencia internacional demuestra que la preparación salva vidas, mientras que la improvisación agrava las consecuencias.
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