En un notable giro de política habitacional, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció la futura eliminación del programa de visado de oro, una medida que permitía a los extranjeros obtener la residencia en España mediante una inversión mínima de 500.000 euros en el sector inmobiliario. Esta decisión, que se debatirá en la próxima reunión del Consejo de Ministros, busca enfocar la vivienda como un derecho fundamental, alejándola de las prácticas especulativas que han caracterizado al mercado en años recientes.
Durante un encuentro en Dos Hermanas (Sevilla), Sánchez detalló que el gobierno revisará un informe presentado por Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda y Agenda Urbana, con el objetivo de modificar la ley instaurada en 2013 por el Gobierno del PP. La intención es clara: iniciar el proceso para derogar la ‘golden visa’, una estrategia que responde al compromiso del ejecutivo de garantizar viviendas asequibles y dignas para todos los ciudadanos.
Impacto en el Mercado Inmobiliario
La ‘golden visa’ ha sido un vehículo para la inversión extranjera en el sector inmobiliario español, con alrededor del 94% de las autorizaciones vinculadas a la compra de viviendas. Ciudades como Barcelona, Madrid, Málaga, Alicante, Palma de Mallorca y Valencia han experimentado una alta demanda, lo que las ha convertido en zonas de elevada tensión habitacional. La eliminación de este visado apunta a mitigar el efecto inflacionario sobre los precios de la vivienda en estas áreas, priorizando el bienestar y la estabilidad de los residentes locales sobre los intereses de inversores extranjeros.
Una Legislatura Enfocada en la Vivienda
El presidente Sánchez reafirmó el compromiso de su gobierno con la vivienda como prioridad legislativa, con el objetivo de asegurar que ningún español deba destinar más del 30% de sus ingresos a este fin. Este enfoque se alinea con la visión del ejecutivo de promover la función social de la vivienda, facilitando el acceso a hogares adecuados, de calidad y a precios razonables para la población.
Este paso representa un cambio significativo en la política habitacional de España, marcando un antes y un después en la forma en que el país aborda la especulación inmobiliaria y el derecho a la vivienda. Con la eliminación de la ‘golden visa’, el gobierno de Sánchez envía una señal clara de su intención de priorizar las necesidades habitacionales de sus ciudadanos sobre los beneficios económicos a corto plazo derivados de la inversión extranjera.