El Gobierno ha dado la semana pasada el primer paso para el diseño de una reforma tributaria con la que pretende elevar la recaudación y acercarse a la media europea en presión fiscal, que actualmente es la octava más baja de los socios comunitarios.
En la presentación del Comité de Personas Expertas para la Reforma Fiscal el pasado lunes, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defendió que el objetivo es que «a lo largo de la legislatura se vaya consiguiendo reducir el diferencial de recaudación que existe entre España y la Unión Europea».
Este diferencial varía según la metodología que se utilice, pero si se tiene en cuenta la ratio de ingresos totales de Eurostat, la presión fiscal en España era del 39,2 % en 2019, 6,9 puntos inferior a la de la Unión Europea (46,1 %) y 7,2 puntos inferior a la de la Eurozona (46,4 %).
España se situaba así como el octavo país de la Unión Europea con menor presión fiscal, lejos de Dinamarca (53 %), Francia (52,6 %), Finlandia (52,2 %) o Bélgica (50,1 %), pero también de Estados con baja tributación como Irlanda (25 %).
Cerrar esta brecha «para sostener el Estado del bienestar» equivaldría a aumentar los ingresos en más de 70.000 millones de euros si se tiene en cuenta el PIB de 2020, una tarea complicada que suscita dudas entre los expertos consultados por EFE.
El director general del IEE, Gregorio Izquierdo, relaciona este desfase directamente con la economía sumergida, que dobla la europea, y con los peores niveles de renta y empleo, que arrojan menores resultados para tipos similares.
«El problema es de bases imponibles, no de tipos», argumenta, y añade que el esfuerzo fiscal (la recaudación en función de la capacidad económica) en España es mayor que en Europa, por lo que para aumentar la recaudación sería necesario atajar la economía sumergida e impulsar la recuperación.
También Funcas advertía en una nota publicada en septiembre de 2020 que la presión fiscal es una medida «poco informativa» y que el sacrificio fiscal de los contribuyentes españoles está muy por encima del de países con mayor poder adquisitivo, como los nórdicos.
En ese punto coincide el secretario técnico del REAF del Consejo General de Economistas, Luis del Amo, que considera que «con pleno empleo se solucionaría solo» el cierre de la brecha fiscal, ya que no se recauda igual con rentas altas que con bajas.
Del Amo no ve «muy claro» cómo incrementar la recaudación de manera tan abultada, ya que quedan pocas deducciones que quitar en el impuesto de sociedades y es difícil afrontar políticamente medidas como la «inevitable» subida de la fiscalidad del diésel o una «dolorosísima» eliminación de tipos reducidos en el IVA.
A continuación se incluye una tabla con la presión fiscal, calculada con el dato de ingresos totales expresados en porcentaje del PIB en los diferentes países europeos en 2019, así como la media de la Unión Europea y la media de la zona euro.
PAÍS | 2019 |
Unión Europea | 46,1 |
Zona euro | 46,4 |
Bélgica | 50,1 |
Bulgaria | 38,2 |
República Checa | 41,6 |
Dinamarca | 53,0 |
Alemania | 46,7 |
Estonia | 39,0 |
Irlanda | 25,0 |
Grecia | 49,0 |
España | 39,2 |
Francia | 52,6 |
Croacia | 47,4 |
Italia | 47,0 |
Chipre | 41,5 |
Letonia | 37,8 |
Lituania | 34,9 |
Luxemburgo | 44,6 |
Hungría | 43,5 |
Malta | 37,7 |
Holanda | 43,7 |
Austria | 49,1 |
Polonia | 41,1 |
Portugal | 42,7 |
Rumanía | 31,8 |
Eslovenia | 43,8 |
Eslovaquia | 41,4 |
Finlandia | 52,2 |
Suecia | 50,0 |