Es uno de los principales misterios de la arqueología moderna: la ubicación de la mítica Cámara de Ámbar. Ahora, podría estar cerca de resolverse.
La Cámara de Ámbar era una habitación recubierta de miles de fragmentos de ámbar, oro y piedras preciosas, creada por artesanos daneses y alemanes en 1707 a petición del rey de Prusia.
En 1717, el rey decidió regalársela al zar Pedro I el Grande de Rusia, que la instaló en el Palacio de Catalina, residencia del zar en San Petersburgo. Cuando llegaron en 1941 los nazis, requisaron la Cámara. La desmontaron en 36 horas y la trasladaron al castillo de Königsberg (Kaliningrado, hoy en Rusia). En 1944, los aliados bombardearon el castillo y los nazis desmontaron la cámara para trasladarla a un lugar seguro.
Aunque la versión oficial dice que el salón acabó destruido por las bombas, los rusos nunca encontraron restos entre los escombros, por lo que se cree que los nazis lograron sacarla. En aquella huida, uno de los últimos barcos en salir fue el Karlsruhe. Se sabe que iba muy cargado, pero la mañana del 13 de abril de 1945, cazas soviéticos lo divisaron en el Báltico. Lo bombardearon y se hundió con toda su carga y casi mil personas.
Encuentran el barco
Ahora, buceadores polacos han dado con el pecio del Karlsruhe. Está a 90 metros de profundidad. Las primeras fotos captadas han mostrado que el barco llevaba vehículos y se han hallado piezas de porcelana. Pero lo más interesante, tal y como recoge Gizmodo, es que se han hallado un buen número de cofres de madera, intactos y cerrados. No se sabe qué contienen. Pero los arqueólogos sospechan que, por qué no, pueden contener la mítica Cámara de Ámbar.
Al estar a tanta profundidad será necesaria una campana de inmersión para explorarlo. Y será entonces cuando se sepa si se resuelve para siempre el misterio de la Cámara de Ámbar.