Conocida como ‘la duquesa difícil’. Meghan Markle no encajaba en el estricto protocolo de la Casa Real británica, donde la describían como demasiado ruidosa y exigente, como se refleja en el libro ‘Finding Freeding’ (‘En busca de la libertad’). Se trata de una autobiografía autorizada escrita por dos personas de confianza de la pareja.
Sus autores aseguran que en Palacio estaban preocupados por su excesiva popularidad. Podían hacer sombra a los duques de Cambridge.
El libro cuenta como Kate ideaba los menús diarios ignorando el veganismo de su cuñada, la antigua actriz estadounidense que dejó de representar a la monarquía británica a finales de marzo, para torturarla. La evitaba y ni siquiera le mantenía la mirada.
A Harry le describen como un hombre familiar y protector atrapado entre las tramas palaciegas y el acoso de la prensa sensacionalista. Siempre quiso apartarse de la Familia Real, hasta que llegó Meghan y abrió la puerta.
Su hermano Guillermo y su abuelo, el duque de Edimburgo le advirtieron, le advirtieron que debía tomarse tiempo con la chica y esa actitud fue el inicio de su distanciamiento.
Batalla contra los medios de comunicación
Los abogados de la duquesa de Sussex, Meghan Markle, pidieron a finales de julio una orden judicial para evitar que los tabloides británicos ‘Mail on Sunday’ y ‘MailOnline’ revelasen el nombre de sus cinco amigas que dieron una entrevista anónima en su defensa en Estados Unidos.
Por ello, demandó a la editora Associated Newspapers Limited (ANL) por la publicación de cinco artículos, dos en el dominical ‘Mail on Sunday’ y tres en ‘MailOnline’, en febrero de 2019.