la pandemia de coronavirus. Muchos locales que habían pasado de generación en generación se han visto obligados a echar el cierre, aunque todavía quedan negocios centenarios que resisten.
Frente a los negocios que cerraron durante estos meses, como tablaos flamencos o bazares de toda la vida, todavía siguen en pie negocios centenarios, como el Taller de encuadernación artesanal Calero en Madrid, abierto desde 1907.
«El secreto está en el valor sentimental de las cosas»
En este negocio familiar trabaja Maite Gómez, que lleva encuadernando más de 20 años. «Este taller ha sobrevivido a una guerra civil, a dos guerras mundiales y a varias crisis económicas». «Es un orgullo poder mantenernos aquí y ahí estamos, luchando», confiesa Maite.
En el taller Calero también la acompaña Mónica Sánchez, restauradora de libros, que explica cómo este negocio sigue manteniendo las mismas técnicas y métodos que se utilizaban hace años. «Esto es lo que se hacía antes, como se hacía antes y seguiré manteniendo el ambiente de antes», explica Mónica, encargada de un trabajo minucioso que tiene como objetivo restaurar libros que fueron censurados, libros que, en definitiva, condensan siglos entre sus páginas.
Mónica Sánchez confiesa que «el secreto» para que el taller se mantenga todavía «se debe al valor sentimental de las cosas«. Este negocio familiar lleva 114 años en funcionamiento y tanto Maite como Mónica desean que este taller siga cosiendo y encuadernando libros muchos años más.