Las compañías chinas que cotizan en las plazas bursátiles de Estados Unidos, como la New York Stock Exchange o el Nasdaq, buscan alternativas ante la guerra fría en ciernes entre Washington y Pekín en lo que a los mercados de capitales se refiere. Si Alibaba ya recaudó alrededor de 12.900 millones de dólares mediante una emisión secundaria de acciones en la Bolsa de Hong Kong, otras empresas siguen apresuradamente los pasos de la compañía fundada por Jack Ma y también por otros gigantes como JD.com y NetEase.
Entre ellas destaca Yum China, la cadena de restaurantes que opera KFC, Taco Bell y Pizza Hut en el gigante asiático prepara una emisión secundaria con el objetivo de recaudar hasta 2.200 millones de dólares. Por su parte, la cadena de hoteles, Huazhu Group, que cotiza en Nasdaq, también ha comenzado a recibir pedidos para una venta secundaria de acciones por valor de 970 millones de dólares prevista en Hong Kong el próximo 22 de septiembre.
Presión de Trump
Estos movimientos llegan como consecuencia de la presión de los legisladores y la Administración Trump a las cotizadas chinas en EEUU. El Senado aprobó con un voto unánime a finales de mayo un proyecto de ley que requerirá que las empresas que recauden capital en los mercados de EEUU certifiquen que «no son propiedad ni están controladas por un gobierno extranjero». Aunque la ley podría aplicarse a cualquier empresa extranjera que cumpla con estas condiciones, los legisladores buscan con esta decisión atar en corto a las compañías chinas.
De hecho, el pasado mes, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, confirmó que las empresas de China y otros países que no cumplan con los estándares contables estadounidenses serán excluidas de las bolsas estadounidenses a partir de finales de 2021. Para ello, los auditores chinos tendrán que compartir los resultados de sus revisiones con los reguladores y auditores estadounidenses. Las compañías chinas que tengan planes de salir a bolsa en EEUU deberán cumplir con este requisito antes de comenzar a cotizar en el país.
Esta situación llega al hilo de las dificultades experimentadas por agencias como la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) a la hora de acceder a las cuentas y auditorias de las compañías chinas que operan en la New York Stock Exchange o el Nasdaq. Las plazas bursátiles más grandes a este lado del Atlántico acogen actualmente más de 156 compañías chinas, con una capitalización total aproximada de 1,2 billones de dólares.
El Nasdaq ya ha implementado una regulación más estricta que requerirá que las compañías de algunos países, donde se incluye China, recauden al menos 25 millones de dólares en su OPV o, como alternativa, al menos una cuarta parte de su capitalización de mercado posterior a su estreno en bolsa.
Las elecciones del próximo 3 de noviembre no supondrán un cambio de rumbo en esta situación, independientemente de quien logre hacerse con la Casa Blanca. «Actualmente, no vemos diferencias perceptibles entre Trump y Biden, ya que ambas políticas están respaldadas por una legislación bipartidista», explica Johanna Chua, economista de Citi.