Así consta en uno de los audios de las declaraciones que ha prestado como imputado en la Operación Kitchen.
El policía Andrés Gómez Gordo, que fue asesor de la ex secretaría general del PP María Dolores de Cospedal y ex director general de Planificación de la Junta cuando Cospedal fue presidenta de Castilla-La Mancha, reconoció ante el juez del caso Villarejo haber pagado 2.000 euros mensuales con fondos reservados al que fuera chófer de Luis Bárcenas, Sergio Ríos, como confidente en la Operación Kitchen.
Así consta en uno de los audios de las declaraciones que ha prestado como imputado en esta pieza, a los que ha tenido acceso Efe.
Negó no obstante que el chófer le entregara documentos sustraídos a Bárcenas, que era el objeto de esta operación, y sostuvo que se limitó a pagarle a petición del entonces Director Adjunto de la Policía DAO Eugenio Pino hasta que en septiembre Sergio Ríos ingresó en el cuerpo.
Hasta entonces había sido el excomisario José Villarejo el encargado de abonarle esas cantidad, pero, según Gómez Gordo dejó de hacerlo porque se había «cabreado» con el DAO y con otros policías. «Estaba cabreado con el mundo», dijo.
Al inicio de su declaración, en la que se le percibe algo nervioso como él mismo llega a admitir -«estoy muy nervioso, la cabeza me va a doscientos»- reconoce también que en la comparecencia anterior había obviado un dato, y es que tras conocer que «habían tocado» al chófer de Bárcenas fue a contárselo al DAO.
En esa reunión en la sede del DAO, Pino, según su versión, le dijo que este tema lo llevaría el exjefe de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas y que se lo contara a él porque lo iba a llevar él.
«Fueron dos minutos casi no me dio tiempo a contarle nada porque salió el DAO y me dijo que ahí estaba Villarejo y que lo iba a llevar él».
Ante esta respuesta, intervino en el interrogatorio, que hasta entonces había dirigido el fiscal, el juez Manuel García Castellón: «Lo que le contaba no era una novedad entonces para el DAO». «Usted le estaba contando algo que usted desconocía pero, cuando se lo cuenta, la impresión que le da a usted es que el ya lo sabía».
«Obvié eso porque, señoría, eso fueron dos minutos no sé si eso es un delito», fue la respuesta del imputado.
Acto seguido el fiscal comenzó a preguntarle por un recibo de 2.000 euros para sufragar gastos reservados y quiso saber si eran para pagar a una persona en la Operación Kitchen.
«Eh, eh, creo que sí, pero en estos momentos no lo recuerdo, pero creo que sí», respondió.
El fiscal le exhibe después otro recibo igual por la misma cantidad pero con otra fecha y se justifica diciendo: «Son gastos reservados, igual que se hacían notas informativas, llegaban muchos confidentes, y el DAO decía: a éste, autorizado 2.000 euros».
«¿Usted ha hablado de confidentes, no yo?. ¿Eran para confidentes?», ¿para sufragar a una persona en la Operación Kitchen?, le inquiere el fiscal, y volvió a responder con un «no recuerdo exactamente».
El fiscal prosiguió el interrogatorio y le mostró hasta cuatro recibos por un total de 6.000 euros y ante la falta de memoria le preguntó a qué otra cosa se podría haber destinado esas cantidades por las que había recibís que le relacionaban con esos pagos.
Finalmente, Gómez Gordo confesó: «Lo único que se pagaba con gastos reservados era al chófer. Lo único, me consta que sí».
Y añadió: «Cuando dejó de tener contacto Villarejo con él se lo entregué en algunas ocasiones yo a Sergio. Al principio no lo recordaba pero tiene que ser eso, no puede ser otra cosa».
«Me extraña tanto recibí, le juro que me extraña tanto recibí. No reconozco tanto recibí. Traje el primero y me dijeron: no hace falta que traigas recibí. No he hecho estos recibís. Se lo juro por dos niñas que tengo. Yo no he entregado estos recibís, todos no, algunos sí», explicó al juez para justificar no haberles reconocido.
«¿Quién le dijo que no hacía falta?», le pregunta el fiscal.
«No me acuerdo, creo que fue Bayo, es que había otro anterior y no sé si fue eso. Es que los fondos reservados no se pueden justificar. Es lo que siempre han dicho allí. No he tratado en mi vida con fondos reservados y yo hice lo que me ordenaron».
«¿Y ahora sabiendo lo que sabe actuaría igual?», interviene el juez. «Por supuesto que no», le contestó.
El fiscal quiso saber entonces cómo lo haría ahora. «Yo ahora le pediría recibí, comprobando con el DNI su firma y delante de testigos y lo grabaría con el móvil».