El papa Francisco declara en su primera misa de 2022 que «herir a una mujer es ultrajar a Dios»

IMG 20220101 WA0015
IMG 20220101 WA0015

papa Francisco ha celebrado este sábado la primera misa del año 2022, tras no haber podido presidir la que estaba prevista para el día 31 de diciembre, en la cual permaneció sentado en una silla a la derecha de la basílica.

En su mensaje para conmemorar el Día Mundial de la Paz, el papa Francisco ha condenado lo que considera un crecimiento exorbitante de los gastos militares, que hoy superan los de la guerra fría y ha lamentado que en algunos países los presupuestos para la educación hayan sido reducidos, considerados más como un gasto que como una inversión.

Asimismo, ha pedido que se ponga fin a la violencia contra las mujeres, porque «herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer y no de un Ángel», ha manifestado.

El papa Francisco pide el fin de la violencia machista

Durante la primera homilía del papa Francisco este 2022, se han tratado diferentes temas que afectan al mundo entero. Principalmente el Papa ha hecho alusión a la violencia machista, sobre la que ha pedido que se ponga fin, sosteniendo que «herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer y no de un Ángel».

Además, ha añadido que todas las mujeres tienen una «mirada inclusiva, que supera las tensiones conservando y meditando en el corazón». «Es la mirada con la que muchas madres abrazan las situaciones de los hijos. Es una mirada concreta, que no se desanima, que no se paraliza ante los problemas, sino que los coloca en un horizonte más amplio», añadió.

«No miran el mundo para explotarlo, sino para que tenga vida» y «logran mantener unidos los sueños y lo concreto, evitando las desviaciones del pragmatismo aséptico y de la abstracción», aseguró.

Los problemas hay que afrontarlos con paciencia, conservando la fe y meditando

El papa Francisco quiso también lanzar un mensaje de esperanza en un día en el que la Iglesia católica conmemora la Jornada Mundial de la Paz.

En este sentido, admitió que en algunas ocasiones «tenemos la esperanza de que todo va a salir bien, pero de repente cae, como un rayo de la nada, un problema inesperado. Y se crea un conflicto doloroso entre las expectativas y la realidad. Pasa también con la fe, cuando la alegría del Evangelio es puesta a prueba por una situación difícil que nos toca atravesar», explicó.