La ‘Fundación Alternativas’ organizó el pasado martes un encuentro con investigadores españoles para debatir sobre las posibilidades de encontrar la vacuna contra el coronavirus.
El evento, moderado por Mariano Barbacid, jefe de Oncología del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, contó con la presencia de Luis Enjuanes, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del laboratorio de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), Vicente Larraga, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Mariano Esteban, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC y Jefe del Grupo de Poxvirus y Vacunas y María del Val, viróloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Además, intervino Graziella Almendral, periodista experta en ciencia, que planteó numerosas cuestiones de interés acerca de los avances científicos relacionados con el coronavirus y sobre los que trabajan los expertos presentes.
Durante el encuentro virtual, Luis Enjuanes, explicó la evolución de la investigación de la vacuna que está llevando a cabo su laboratorio. “Hay vacunas de muchos tipos, basadas en una sola proteína que se expresa con un vector, pero en nuestro caso la vacuna está basada en el propio virus. Hacemos manipulaciones con ingeniería genética para eliminar aquellos factores de virulencia, con lo cual el virus se atenúa y un virus atenuado es una vacuna en potencia. Lo que hemos hecho es darle la seguridad que requieren todo este tipo de vacunas, introduciendo tres o cuatro medidas de seguridad para que el virus no pueda tener la oportunidad de revertir a un virus virulento. Esto la hace segura (la vacuna) y muy efectiva porque en realidad mantiene algunas proteínas del virus en la inmunización”, sostenía.
La ciencia confía en poder conseguir una vacuna que inmunice contra el coronavirus
Según Enjuanes, en el momento que se “induce una respuesta inmunológica neutralizante”, se da paso a lo que consideran los expertos la “primera señal que uno necesita para ver qué conseguir, una vacuna es posible”.
“El problema hubiera sido por que existiese algún dominio supresor que eliminase la respuesta inmune. Pero dado que sí, que hay muchos pacientes que han sufrido la infección por el virus y responden inmunológicamente, la respuesta respecto al hallazgo de una vacuna contra la enfermedad es positiva”.
Además, ha señalado que “en una pandemia como esta, a lo que aspira la OMS es a obtener pronto una vacuna, que aunque no sea perfecta por lo menos evite muertes y evite en lo posible la ocupación de las UCIS en todos los hospotales”. “Una vacuna que cumple esos dos objetivos a nivel mundial es todo un triunfo”, añadía, aunque explicaba que “naturalmente, después lo que interesa es tener vacunas mucho más elaboradas y que induzcan no solo una protección para que no te mueras, sino para que el virus ni si quiera se llegue a replicar (inmunidad esterilizante)”.
Desarrollo de una vacuna basada en la información del virus actual
La investigación en la que se encuentra implicado el profesor Enjuanes basa sus estudios en el desarrollo de una vacuna cuyo fundamento se encuentra centralizado en la información del virus actual.
«Utilizamos (un microorganismo), que no queremos llamar virus porque ya no se puede propagar”, aspecto que a su vez “hace más segura la vacuna y puede infectar como hace el propio virus. Además, tiene la ventaja de que puede llegar hasta el tracto respiratorio e inducir una inmunidad en las mucosas (locales)”, aclaraba.
Asimismo, Enjuanes incidía en la diferencia entre los tipos de inmunidad para explicar cómo actuaría su vacuna en los pacientes. “Existen dos tipos de inmunidad, la sistémica (que depende mucho de la circulación de la sangre) y la inmunidad en las mucosas (por la que buscas inmunidad local)”. En su investigación la vacuna crearía inmunidad local y el virus (atenuado) podría entrar administrándose en un spray nasal que llegase “directamente al pulmón y allí expresar el antígeno e inducir una buena inmunidad secretora, que son de más corta duración pero que pueden ser más potentes localmente que la inmunidad sistémica”.
“El inconveniente es que se tardará más tiempo en conseguir está vacuna porque se basa en un virus nuevo”, declaraba.
Implicación público-privada fundamental para asegurar la accesibilidad de toda la población a la vacuna
“El Gobierno deberá garantizar el acceso gratuito a la vacuna para los que no tienen medios, y la gente que si disponga de ellos, que paguen un precio justo”, argumentaba Enjuanes “porque si no fuese así, no habría compañías que invirtiesen”. Motivo que deriva a su parecer, en la necesidad de “dar un estímulo económico (a las compañías privadas), porque los gobiernos por si solos no creo que tengan la capacidad para hacer todos los desarrollos en biomedicina que se necesitan”.
Posible disminución de la virulencia del coronavirus a lo largo de su evolución
“Aunque el virus aumente su capacidad de diseminación, históricamente hay un hecho general de que cualquier virus que irrumpe inicialmente con virulencia, con el paso del tiempo se suele atenuar”, afirmaba el investigador.
“Mi optimismo se ve reforzado por una observación. En este momento conocemos siete coronavirus, cuatro de ellos están atenuados (que se vienen conociendo desde los años 50) y los otros tres restantes corresponden a los virulentos (correpondientes a los brotes de 2002, 2012 y 2019)”. Ante dicha reflexión, Enjuanes respondía a la cuestión por la que los “coronavirus más antiguos” son los registrados como no virulentos. “Probablemente en el inicio fueron también virulentos” y durante su desarrollo y evolución se fueron atenuando “en personas con sistema inmune normal”.
Análisis por el que Enjuanes asegura que él “esperaría a que, si estos virus mortíferos para el hombre siguen la misma tendencia, según se van trasmitiendo aumentarán su eficiencia de transmisión pero disminuirán su virulencia. Quisiera ser optimista y pensar que con el tiempo se vayan imponiendo los virus atenuados”, exponía.