El combo perfecto para este verano, adelgazar y broncearte al mismo tiempo

la junta contempla contratar 3000 personas para vigilar las playas
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Adelgazar es uno de los propósitos que muchos tienen en mente justo antes de comenzar las vacaciones y a la idea de estar en forma en verano se une en esta época el querer conseguir un bonito y saludable bronceado sin perjudicar a nuestra piel. El invierno y sus rutinas hacen más sencilla la tarea de cuidarnos, pero en la época estival también es posible cuidarse y no tiene por qué costarnos más que en cualquier otro momento del año. 

El primer objetivo que te planeamos es adelgazar o mantenerte en el peso que has conseguido antes de irte de vacaciones. No descubrimos nada nuevo si te decimos que lo mejor es reducir las comidas y bebidas hipercalóricas y consumir más frutas y verduras que nos sacian aportando energía extra. Las sopas y cremas frías, como el gazpacho o el salmorejo, por ejemplo, son una opción que se adapta a la perfección a este tipo de dietas.

El verano es un momento en el que nos relajamos y hacemos más vida social, pero eso no significa que tengamos que ponernos a comer todo aquello que el resto del año tenemos ‘prohibido’. No abuses del alcohol ni de las bebidas gaseosas o azucaradas, prueba a tomar infusiones con hielo, zumos naturales o refrescantes batidos de frutas incluso a la hora de comer. Entre los alimentos que ayudan a controlar nuestro peso debemos saber que ninguno es milagroso, pero está comprobada la eficacia del aguacate, los frutos secos, los huevos, el salmón y las crucíferas, todos ellos ricos en omega 3.

Objetivo 1: Cuidar la piel… desde dentro

Preparar la piel para recibir los ansiados rayos de sol es muy importante no sólo para broncearnos mejor y más rápido, sino para evitar los temidos efectos negativos de los rayos UV. Y hay un alimento delicioso y versátil, que podemos consumir acompañando cualquier plato y que ayuda mucho más de lo que puedas imaginar: el pan. Moncho López, de Levadura Madre nos da algunas opciones, como el pan con harinas integrales de centeno y trigo y semillas. A esta barra se le añaden pipas de girasol y calabaza con un alto contenido en zinc, que ayuda a la producción de colágeno y a la renovación de la piel.

Además contiene mijo que nos aporta silicio, un potente oligoelemento que mejora la asimilación del calcio y la formación de nuevas células, actuando sobre el colágeno y protegiéndolo de los dañinos radicales libres para una mayor elasticidad de la piel.

Por otra parte, las harinas integrales contienen una buena cantidad de ácido fólico, fundamental para el correcto desarrollo y regeneración de los tejidos epiteliales, ya que aporta energía para que los sistemas reparadores y protectores funcionen correctamente. Un pan perfecto para mejorar los efectos de la exposición solar y combatir el envejecimiento prematuro. 

Otro tipo de pan perfecto para lucir bronceado en verano es el integral de espelta, rico en vitaminas tipo E, B1, B2, betacarotenos, proteínas y oligoelementos. La vitamina B es fundamental para la reparación de las células y el desarrollo de ciertos tejidos del organismo, entre los que se incluyen la piel, el cabello y las uñas. Ayuda por tanto a cicatrizar y mejorar el aspecto de la piel.

Otros alimentos con los que podemos proteger nuestra piel en verano y potenciar el buscado bronceado son todos los ricos en betacarotenos, como la papaya, las zanahorias, la remolacha, la lechuga, el mango o los albaricoques, entre otros. De hecho, se habla mucho de la Dieta del Sol, que consiste en aprovechar esos alimentos ricos en betacarotenos con carnes blancas o pescado a la plancha y nos ayuda a broncearnos mejor y sin engordar. 

Los que contienen un mayor índice de este componente son la zanahoria, el mango, la remolacha, la calabaza, la naranja, la mandarina y el melón. Pero también aportan betacaroteno el pimiento y las verduras de hoja verde, el tomate (apuesta por zumos de tomate en lugar de alcohol si sales por la noche), el maíz, el brócoli, la yema del huevo o el kiwi.

Objetivo 2: Adelgazar moviéndote

Hacer ejercicio es imprescindible para ponernos en forma y lucir palmito antes, durante y después de las vacaciones. Tener unos días libres no quiere decir que tengas que dejar a un lado tu rutina de entrenamientos. Puedes descansar uno o dos días si el cuerpo te lo pide, pero no hay que parar en seco durante toda la semana o los 15 días que estés de vacaciones. 

Puedes combinar ejercicios aeróbicos como un Hiit (que son tan solo 35 minutos de entrenamiento) con otros ratos de ejercicio más tranquilo. ¿Qué te parece dar un buen paseo por la playa? ¿O salir al atardecer a montar en bici con amigos? ¿Por qué no apuestas por las caminatas en la montaña? Cualquier ejercicio que hagas ayudará a mantener lo que hayas hecho el resto del año y te costará menos volver a la rutina cuando se terminen las vacaciones.

Una alimentación adecuada puede además permitirnos sacarle el máximo partido a ese esfuerzo. No tires por la borda todo lo que haces los 11 meses restantes del año. Puedes darte algún capricho, pero trata de seguir llevando una alimentación equilibrada y saludable. La ingesta de proteínas juega un papel muy importante en este sentido, aunque hay que andar con mucho ojo, ya que con muchos alimentos que las contienen, corremos el riesgo de aumentar los niveles de colesterol. 

Una gran opción para este aporte extra de proteína es el pollo, ya que la calidad de su proteína, de alto valor biológico, nos aporta todos los aminoácidos esenciales. Además, contiene vitamina B12, vitamina B3, ácido fólico, fósforo y minerales, como hierro y zinc. Los alimentos más aconsejados para la práctica deportiva son muchos y depende de la disciplina o tipo de ejercicios que vayamos a seguir. 

Eso sí, si mezclamos deporte y verano no debe faltar en nuestra mochila el agua. Una buena hidratación influye en el desarrollo muscular y cumplimiento de otros objetivos deportivos. Además, hay que añadir una buena dosis de carbohidratos y proteínas que aportan energía y que se encuentran en alimentos como las carnes blancas, los lácteos, el pescado azul, las frutas y las verduras.