El primer debate para las elecciones presidenciales en Estados Unidos entre Donald Trump y Joe Biden ha sido tenso, bronco y con nada de guante blanco.
El primer cara a cara refuerza la incertidumbre sobre qué ocurrirá el día después de las elecciones ya que Donald Trump intentó desorientar a su rival el demócrata Joe Biden con constantes interrupciones en un debate caótico y agrio.
«Este se considerará el peor debate presidencial de la historia
El encuentro tuvo lugar en Cleveland, en el estado clave de Ohio, y se prolongó más de 90 minutos en los que se trataron algunos de los temas que más preocupan a los votantes, pero todos los conatos de profundizar en esos asuntos acabaron frustrados por interrupciones o ataques personales. Ambos candidatos no se han podido saludar debido a las medidas por la pandemia del coronavirus y el público pertenecía a ambas campañas.
«Es difícil poder pronunciar una sola palabra con este payaso», llegó a decir en un punto del debate Biden, aunque luego rectificó: «Disculpen, esta persona».
Un debate cargado de ataques personales
El debates estuvo cargado llamadas al orden por parte del moderador, el periodista Chris Wallace, que hasta en al menos dos ocasiones tuvo que recordar a Trump que su campaña se había comprometido a respetar el tiempo concedido a cada candidato.
Biden se burló de Trump por «cotorrear» mientras él hablaba y en un momento le espetó un «¿puede callarse, hombre?»; pero consiguió completar varios de los argumentos que había preparado y trató de dirigirse directamente a los votantes estadounidenses mirando fijamente a la cámara.
Trump duda de la inteligencia de Biden y éste le llama «payaso»
«Bajo este presidente, nos hemos vuelto más débiles, más pobres, más enfermos, más vulnerables y más divididos», opinó el exvicepresidente estadounidense (2009-2017).
Trump por su parte comenzó el debate acusando a Biden de «socialista» y «controlado» por la izquierda de su partido, e inmediatamente trasladó el debate al plano personal incluso metiendo en el enfrentamiento al hijo de su contrincante al acusarlo de «corrupción» al trabajar para una empresa gasística en Ucrania mientras su padre era vicepresidente. Biden acabó confesando que su hijo «como mucho de vosotros ha tenido problemas con las drogas».
No se quedó atrás el demócrata que profirió insultos a Trump como «mentiroso», «racista» y de «no tener ni idea de lo que habla», además de espetarle: «Sal de tu búnker (en la Casa Blanca) y de tu trampa de arena del campo de golf, y haz lo que hay que hacer para salvar vidas (de la pandemia)».
Incertidumbre electoral
Donald Trump envió pocos mensajes claros a los votantes y se dedicó a reforzar sus consignas de campaña favoritas: su defensa de todo lo relacionado con la ley y el orden, y su insistencia en que las elecciones de noviembre estarán «amañadas».
«Es un fraude, y es una pena», subrayó Trump, al insistir en su argumento de que el voto por correo favorece el fraude electoral, algo que múltiples estudios han demostrado que no es cierto. Trump se aventuró a decir que debido a los retrasos por la pandemia del coronavirus y el aumento del voto por correo los resultados podrían tardar «meses», y se negó a contestar con un sí a la pregunta de si se comprometía a apaciguar a sus seguidores en el caso de que el ganador no se conozca el mismo 3 de noviembre.
«A lo que urjo a mis seguidores es a que vayan a los lugares de votación y observen todo muy cuidadosamente, porque es lo que tienen que hacer», zanjó el presidente.
Trump y el racismo
El presidente también rehusó responder directamente a la pregunta de si estaba dispuesto a condenar las acciones de los supremacistas blancos y sus milicias en el país, al declarar: «Casi todo lo que veo (de disturbios) viene de la izquierda».
Joe Biden acusó a Trump de «vertir constantemente gasolina en el fuego», y que si esquiva reprender claramente a esos grupos es porque le conviene «generar un odio racista, una división racial» en el país.
Lo que sí aclaró Trump es que sí cree que la actividad humana contribuye «hasta cierto punto» al cambio climático; mientras su rival prometió que, si gana, devolverá a EE.UU. al Acuerdo de París sobre el clima y amenazará a Brasil con «consecuencias económicas significativas» si no deja de «mutilar la selva» amazónica.
Tanta bronca ha dejado mal sabor de boca en muchos votantes y comentaristas que lamentaron la ausencia de argumentos de peso sobre los temas que marcan la actualidad del país.
«Este se considerará el peor debate presidencial de la historia, y pone en duda la viabilidad de los dos próximos debates» que quedan antes de las elecciones, dijo el director de debates de la Universidad de Michigan, Aaron Kall.
Será difícil establecer quién ha sido el ganador del primer cara a cara.