El presidente estadounidense, Donald Trump, pidió la concesión de un segundo mandato para «salvar» a Estados Unidos de un Partido Demócrata que describió como un «movimiento radical» y «socialista» cuyo candidato presidencial, Joe Biden, «destruiría» el sueño americano. Trump utilizó el miedo a un país inseguro y controlado por una izquierda radical como eje principal de su discurso ante la Convención Nacional Republicana, en el que aceptó la nominación de su partido para optar a la reelección en los comicios del 3 de noviembre.
Con público y sin medidas de protección
«Estas son las elecciones más importantes de la historia de este país», subrayó el mandatario en su discurso, pronunciado en el jardín sur de la Casa Blanca ante alrededor de 1.500 personas sentadas en sillas sin separación ni apenas mascarillas. «Estas elecciones decidirán si salvamos el sueño americano o si permitimos que una agenda socialista demuela nuestro querido destino (…). Si le dan la oportunidad, Joe Biden será el destructor de la grandeza estadounidense«, añadió. Los ataques a los demócratas ocuparon la mayor parte del largo discurso de Trump, de una hora y diez minutos, con apenas algunas breves menciones al final a lo que haría en un segundo mandato, y una larga defensa de su gestión de la crisis del COVID-19, incluida la promesa de que EE.UU. tendrá una vacuna antes de fin de año. «Aplastaremos a este virus», sentenció el presidente del país más impactado por la pandemia, con más de 180.000 muertes y casi 6 millones de contagios por el coronavirus. «El plan de Biden no es una solución al virus, sino una rendición», insistió el mandatario, al asegurar que su rival «cerraría» el país y eso llevaría a un aumento en las «sobredosis, depresión, alcoholismo, suicidios, infartos y devastación económica».
Protestas de anarquistas
Trump también aludió a las protestas contra el racismo y la violencia policial que han inundado EE.UU. desde el homicidio de George Floyd en mayo, pero lo hizo para condenar la «débil» respuesta de los demócratas a lo que describió como una «turba», sin diferenciar entre las manifestaciones mayoritariamente pacíficas y los contados episodios de saqueos. «Su voto decidirá si protegemos a los estadounidenses que cumplen la ley o si damos rienda suelta a anarquistas violentos, agitadores y criminales que amenazan a nuestros ciudadanos», subrayó. «Nadie estará seguro en el Estados Unidos de Joe Biden», alertó, al alegar que, si su contrincante llega al poder, «la izquierda radical quitará fondos a los departamentos de Policía de todo el país», a pesar de que el candidato demócrata se opone a esa idea. El mandatario condenó rotundamente los «disturbios» en Kenosha (Wisconsin) sin referirse a su causa, los siete disparos en la espalda que un policía blanco dio el domingo al afroamericano Jacob Blake, que podría quedar tetrapléjico.
México y China
En el plano migratorio, Trump defendió que «las fronteras de Estados Unidos hoy son más seguras que nunca», y añadió sobre su promesa estrella de campaña, que ha cumplido parcialmente: «El muro (en la frontera con México) pronto estará completo, y está funcionando de una forma que supera todas nuestras expectativas». Si es reelegido, prometió que seguirá atacando a las ciudades santuario, que protegen a los indocumentados, y asegurará que los inmigrantes sin papeles no tienen acceso a «los seguros médicos federales», mientras que Biden «eliminaría las fronteras de Estados Unidos en medio de una pandemia global». Trump no mencionó su política hacia Venezuela o Cuba, que es importante en el estado clave de Florida, y apenas se refirió a México para defender el tratado comercial T-MEC. En el apartado de política exterior, prefirió hablar de sus medidas hacia Israel, su combate al Estado Islámico (EI) y su guerra comercial con Pekín. «China se apoderaría de nuestro país, si Joe Biden es elegido. Yo les haré rendir cuentas por la tragedia que han causado en todo el mundo», prometió en referencia al origen chino de la pandemia. El presidente volvió a perfilarse como alguien ajeno al aparato político de Washington, al afirmar a sus seguidores: «Vienen a por mí porque lucho por ustedes».
Protestas
El hecho de que Trump pronunciara su discurso de la convención desde la Casa Blanca, a pesar de que los presidentes no deben celebrar actos partidistas en edificios federales, generó polémica, y llevó a cientos de manifestantes a congregarse fuera de la mansión y hacer sonar bocinas y silbatos, que en ocasiones se oyeron desde el jardín. Su discurso cerró una convención republicana que duró cuatro días y discurrió de forma virtual, tras los planes frustrados de Trump de celebrarla en persona en Carolina del Norte o Florida. La encargada de presentar a Trump en la convención fue su hija mayor y asesora, Ivanka Trump, quien le describió como un «presidente del pueblo» que «ha cambiado Washington».