El dolor de cuello es una queja común entre la población, especialmente entre aquellos en edad laboral, vinculada estrechamente a nuestras rutinas diarias y posturas prolongadas. El Dr. Ignacio Álvarez, traumatólogo en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, arroja luz sobre este padecimiento tan frecuente, destacando que es un reflejo directo de nuestra actividad profesional y hábitos de vida, como el uso excesivo de dispositivos electrónicos.
Causas Comunes del Dolor de Cuello
Nuestro estilo de vida moderno impone una carga significativa en nuestra postura, sobre todo por la cantidad de tiempo que pasamos frente a pantallas. Este comportamiento promueve una postura de cuello flexionado, poco saludable, que ahora se observa incluso en adolescentes, advierte Álvarez.
Cuando la Tortícolis se Presenta
La tortícolis, o ‘cuello torcido’, emerge como una manifestación severa de este problema. Más allá del dolor, implica una limitación notable en la movilidad del cuello debido al espasmo muscular. Aunque su aparición es repentina y puede ser alarmante, Álvarez recalca que no siempre es indicativo de un problema estructural grave en la columna cervical.
Señales de Alarma: ¿Cuándo Acudir al Hospital?
Dr. Ignacio Álvarez subraya la importancia de diferenciar una molestia pasajera de señales de alarma que requieren atención médica urgente:
- Mareos
- Cefalea intensa
- Dolor irradiado hacia los brazos con alteraciones de la sensibilidad o fuerza en las manos.
En estos casos, es crucial buscar atención médica inmediata para descartar complicaciones mayores.
Manejo y Prevención
El manejo inicial con reposo, calor local y analgésicos suele ofrecer alivio rápido, aunque en casos de espasmo intenso, la alternancia de frío y calor, así como el uso de miorelajantes bajo supervisión médica, pueden ser beneficiosos. Posterior a la fase aguda, la fisioterapia cervical y los ejercicios isométricos pueden ser de gran ayuda.
Álvarez concluye destacando que, aunque el dolor de cuello puede ser una molestia recurrente, generalmente se trata de una condición benigna que, en la mayoría de los casos, se maneja con enfoques conservadores, siendo la cirugía una rareza reservada para situaciones excepcionales.