La mujer, de 78 años, había acudido a comprar a un establecimiento comercial de Santa Cruz de Tenerife, un hipermercado dentro de un centro comercial.
Tras las indicaciones del personal de seguridad para que se pusiera la mascarilla obligatoria, la señora se negó a hacerlo. El uso de mascarilla en interiores es obligatoria por ser una de las medidas impuestas por Sanidad para prevenir la propagación de contagios por coronavirus y frenar la pandemia.
Tampoco llevaba guantes, aunque estos son voluntarios, dentro de los supermercados son necesarios por las propias normas de los establecimientos. Varios minutos estuvo el personal de seguridad intentando conversar con ella para convencerle de que se pusiera la protección, pero al no entrar en razón tuvieron que llamar a la Policía Local.
Los agentes, de nuevo dentro del centro comercial, intentaron convencerla para que hiciese uso de la mascarilla. La mujer de 78 años volvió a negarse.
La arrestada también rechazó mostrar su identificación a los agentes que, en primer lugar levantaron un acta por desobediencia ante el actual estado de alarma. Posteriormente, debido a la gran cantidad de personas que estaban en el hipermercado, de las que muchas se congregarán alrededor de los efectivos por curiosidad ante los hechos, determinaron detener y trasladar hasta el vehículo patrulla a la mujer.
Numerosos testigos tomaron imágenes de los hechos y al llevarse los policías a la detenida felicitaron a los agentes. La arrestada fue llevada a dependencias policiales, quedando a disposición judicial.
Las multas en estas situaciones van desde los 600 euros a los 30.000 euros.