Cuenca: El nuevo director plantea que la Fundación Antonio Pérez cuente con un equipo de especialistas

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Vuelve a casa. Jesús Carrascosa toma de nuevo las riendas de la Fundación Antonio Pérez, cuya dirección ocupó hasta 2015, cuando se incorporó al Gobierno de Emiliano García-Page como viceconsejero de Cultura. “Muy feliz” por regresar, es una de las personas más cercanas a Antonio Pérez -impulsor de esta entidad, que depende de la Diputación de Cuenca- y llega con muchas ideas en la cabeza para poner en marcha y que tendrán que adaptarse a las nuevas circunstancias que impone la crisis de la Covid-19.

¿Qué significa volver a la Fundación?

Estoy muy feliz. He estado desde el minuto uno de la Fundación y en la dirección, desde 1998 hasta 2015, cuando me fui de viceconsejero, y ahora vuelvo. Me lo he tomado como algo normal; es volver a la Diputación, a mi trabajo. Antonio Pérez está también feliz y la gente del arte me ha felicitado.

Su vuelta se ve influida por la pandemia.

Sí, por un lado, tuvimos que preparar la reapertura de las sedes de Cuenca y San Clemente. Y, por otro, tenemos que seguir trabajando, como ya se ha hecho en estos dos meses, en la actividad online, en parte por necesidad, porque hay un sector de la población que utiliza mucho las redes pero también porque nos sirve para publicitar nuestro trabajo. Así que estamos volcados en esa línea y está funcionando, según vemos en el feed back de las actividades que organizamos. No somos trendig topic… [risas ] pero la gente nos llama y está colaborando. Y los artistas también con los vídeos. Todos están deseando colaborar. Estamos contentos con esta línea de trabajo.

Habrán tenido que reajustar las exposiciones.

Sí, la exposición de fotografía Alma Tierra, de José Manuel Navia, se prorroga hasta septiembre. Es una exposición preciosa. El mundo rural sigue estando ahí, con lo cual, volver a poner la mirada en este problema también merece la pena. El arte pone de manifiesto lo que ocurre. Hemos visto cómo el mundo de la cultura se ha volcado durante el confinamiento y tenemos que seguir así. Aparte de ser la memoria de la sociedad y de la parte espiritual, somos también un acicate de la vida cotidiana.

Y la exposición que no pudimos inaugurar en San Clemente, Soñar que vuelo lejos, de Victoria Santesmases, se mantendrá también hasta septiembre. Es una propuesta muy bonita para ir a la localidad. También queremos animar al turismo.

Y habrá que reajustar la programación de exposiciones por el parón de estos tres meses. Hay que hablar con los artistas pero no creo que sea problemático porque están mostrando buena predisposición. En fin, volvemos a tomar el pulso a la actividad, de forma más lenta, pero es una oportunidad para ver las cosas de una manera más reposada y adaptarnos al siglo XXI, que andábamos un poco retrasados. Hay que hacer de la necesidad, virtud.«Tengo muchos recuerdos especiales, como cuando la viuda de Millares nos cedió la colección. He sido un espectador privilegiado»

¿Qué retos se plantea?

Quiero que la Fundación vuelva a ser un lugar de encuentro. Estaba un poco mortecina, había perdido esa magia y es fundamental revertirlo. El segundo reto es incorporar todos los procesos tecnológicos y fomentar la presencia en las redes. Y luego, que vuelva a ser un crisol donde podamos encontrar todas las corrientes artísticas para que tenga relevancia en el Estado español. Y tiene que ser también una puerta de conexión con la facultad de Bellas Artes porque ahí están la iniciativa y el talento, y para promocionar a los jóvenes. Estas son las grandes líneas de trabajo que he presentado. Y hay otro reto que no teníamos y es que vuelva la gente a la Fundación después de este parón… [risas] Pero si hacemos el trabajo bien, si volvemos a atraer a la gente joven y a tener exposiciones atractivas y de todo tipo, vendrán. Las vistas de nuestro museo son también espectaculares. Hay que ayudar a que Cuenca sea un foco de atracción por la cultura.

Habéis anunciado que vais a trabajar en contenidos didácticos sobre artistas.

Hay una colección bastante importante y hemos hecho más de 300 exposiciones durante estos años. Tenemos un gran archivo de grabaciones sobre las exposiciones y hay que conjugarlo para que tenga esa vertiente didáctica: que los artistas nos expliquen su obra y que se pueda hacer en un formato que llegue a los colegios. Ahí tenemos un campo de trabajo importante que se hacía antes presencialmente con nuestros talleres y que ahora tiene que ser virtual para llegar a más gente. Hay buena predisposición de los artistas a los que se lo hemos propuesto.

Además, en la biblioteca queremos contar con un catálogo online porque tenemos un gran número de libros de arte, de literatura, raros, de artista… y queremos que los estudiantes, los investigadores… lo conozcan.

¿Tiene algún reto más a largo plazo?

A largo plazo, me gustaría mejorar la estructura y el sistema del funcionamiento de la Fundación porque todo ha estado muy centrado en que teníamos a una de las personas que más sabe de arte que yo haya conocido, que es Antonio Pérez. Pero hay que prepararse para que él se vaya retrayendo. Debemos tener un equipo de especialistas que asesore y dé el visto bueno a la programación. No se puede dejar en manos de una sola persona y eso no se hace de la noche a la mañana; hay que buscar gente de la Universidad, artistas, galerías… Lo voy a proponer. Antonio ha sido fundamental para abrirnos puertas y darnos su criterio pero a partir de ahora no creo que esa responsabilidad deba recaer solo en mí, no porque no la asuma, sino porque es mejor que haya varias personas. También hay que mejorar la climatización del Museo de Fotografía de Huete. Hay pocos museos dedicados a la fotografía en España y es un atractivo más para Cuenca.

¿Cuáles son sus recuerdos más especiales?

Hay muchos. El día que la viuda de Millares nos cedió la colección en depósito temporal casi se me saltan las lágrimas. O visitar la Fundación con Antonio y con Luis Gordillo o con Saramago. Veías cómo hablaban de arte y de literatura, cómo disfrutaban… O ir por la calle y que un matrimonio canadiense le diga a Antonio que si le pueden dar un abrazo porque habían disfrutado mucho en el museo. ¿Cómo se pueden mover tantas cosas en torno a su figura? He sido un observador privilegiado gracias a Antonio.