Contexto de la Controversia
En el Ayuntamiento de Yeles, la tensión política ha escalado significativamente tras las acusaciones del portavoz del Partido Popular, Javier Salamanca, contra la alcaldesa María José Ruiz. Salamanca ha lanzado una crítica severa hacia la gestión del equipo de gobierno del PSOE, acusándolos de opacidad y de evadir la normativa legal que rige la convocatoria de los plenos municipales.
Denuncias de Oscurantismo
Según Salamanca, la alcaldesa está «instalada en el oscurantismo y la falta de transparencia», destacando una preocupante irregularidad en la frecuencia de los plenos ordinarios. Reporta que durante la actual legislatura, solo se han celebrado dos plenos ordinarios, con el último llevado a cabo en enero, y afirma que el resto de las sesiones se han convocado de manera extraordinaria. Este proceder, según el portavoz del PP, obstaculiza la participación efectiva de los concejales de oposición y limita seriamente el debate público sobre la gestión municipal y la formulación de preguntas críticas al gobierno.
Impacto en la Gobernanza Local
La estrategia adoptada por el gobierno local de Yeles, según las declaraciones de Salamanca, parece ser una táctica deliberada para minimizar el escrutinio sobre sus acciones y decisiones. El portavoz del PP interpreta estas acciones como un «verdadero atentado a la participación y a la transparencia», principios fundamentales en la administración pública.
Respuesta del Partido Popular
Ante esta situación, el Grupo Municipal del Partido Popular ha tomado medidas formales, presentando un escrito en el Ayuntamiento para exigir el cumplimiento de la ley respecto a las convocatorias de las sesiones plenarias. Además, reclaman adherencia al acuerdo del Pleno Municipal, que estipula que las sesiones ordinarias deben celebrarse cada dos meses.
Perspectivas y Consecuencias
Este conflicto pone en cuestión la eficacia con la que se están manejando los asuntos municipales bajo la actual administración del Ayuntamiento de Yeles. La falta de transparencia y la limitada participación en los procesos democráticos pueden tener consecuencias duraderas en la confianza de los ciudadanos en sus representantes electos y en la integridad de la gestión pública local.