En Castilla-La Mancha, donde en los últimos 25 años se ha reestructurado el 50 % del viñedo, la vendimia supone una importante inyección económica para los cerca de 85.000 agricultores que esperaban impacientes echarse al campo para comenzar los trabajos de recolección de la uva.
En el corazón de Castilla-La Mancha, donde miles de vides hunden sus raíces, ha comenzado estos días la vendimia, una de las actividades económicas más importantes de esta región del centro de España, donde los viticultores hacen posible que la uva de las cepas acabe en las copas y boca de los amantes del vino.
En Castilla-La Mancha, donde en los últimos 25 años se ha reestructurado el 50 % del viñedo, la vendimia supone una importante inyección económica para los cerca de 85.000 agricultores que esperaban impacientes echarse al campo para comenzar los trabajos de recolección de la uva.
Las 500.000 hectáreas de viñedo que se reparten por este territorio, el 55 % del total del viñedo de España y el 7 % mundial, dejan en los bolsillos de los agricultores cientos de euros, labrados a lo largo de todo un año.
Muchos de ellos no esperan ya a los primeros rayos de sol para salir al campo a recolectar sus vides y es que la transformación que ha sufrido el viñedo ha favorecido el cambio de las rutinas de recolección, pues cada vez se hace de forma más mecanizada y aprovechando las temperaturas frescas que brindan las noches manchegas, que garantizan una mejor calidad del producto.
Juan Fuentes, portavoz sectorial de Vino de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, en una entrevista con Efe, ha explicado que la imagen del paisaje con la típica estampa de viticultores recolectando uva en La Mancha, cada vez más, forma parte del pasado.
«La vendimia se ha adaptado a nuevos procesos y eso implica hacerlo de forma mecanizada, y en muchos casos de noche, para favorecer la recogida de la uva en las óptimas condiciones que nos permitan hacer vinos de mucha mejor calidad», ha dicho, recolección que se generalizará en los próximos diez días en toda la región, donde ahora se recogen las variedades de uva más tempranas.
Las previsiones para los viticultores son optimistas, con unas producciones medias buenas, que en el conjunto de la región pueden dejar en torno a los 25 millones de hectolitros.
La calidad de la uva este año «es buena», ha asegurado Fuentes, quien ha apuntado que este año la vendimia se está desarrollando con «normalidad», en un momento en el que el fruto ha alcanzado la maduración óptima para ser llevado a las cooperativas y bodegas, donde el olor dulce de la uva lo impregna todo.
Las condiciones meteorológicas están también favoreciendo la recogida, lo que está dando «calma» a unos viticultores que «no siempre cuentan con el factor del tiempo a su favor en el campo», que está condicionada por desarrollarse en plena pandemia por el coronavirus y por varias medidas de mercado impulsadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Fuentes ha asegurado que las medidas extraordinarias para el sector del vino por la pandemia han permitido por primera vez la cosecha en verde de uva, una medida que habrá que analizar con detalle posteriormente y ver si ha ayudado a mejorar la comercialización del vino y puede ser una herramienta complementaria de futuro para el sector.
Un sector que en esta ocasión también se verá afectado por las medidas que limitan la producción, restringiendo el rendimiento productivo por hectárea, y que imponen el que la uva entre en bodega con al menos 9 grados alcohólicos.
Para Fuentes ambas medidas son muy buenas para un país y una región que deben apostar por la calidad y hacer buenos vinos si quieren poder venderlos en unos mercados cada vez más competitivos.
A estas medidas ha sumado la alerta sanitaria, que está jugando un papel determinante, pues obliga a los viticultores a llevar una gestión exhaustiva de los temporeros que contratan, además de garantizar su seguridad, y ha obligado a cooperativas y bodegas a implementar estrictos protocolos que han de cumplirse «a rajatabla» para minimizar, ha zanjado, «el efecto maligno que está teniendo la pandemia» en todo el país.