La segunda ola del coronavirus ha vuelto a provocar un importante exceso de defunciones en España. El MoMo, el sistema de vigilancia de la mortalidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) estima que desde el 1 de septiembre se han producido unas 15.000 muertes por encima de las esperadas para esta época del año. En conjunto, está muy lejos de los peores meses de la pandemia, entre marzo y mayo, cuando se registró un exceso de 43.000 decesos, pero hay cinco comunidades que sí superan a la primera ola: son Andalucía, Murcia, Galicia, Canarias y Baleares. En ellas, el exceso de muertes al que apunta el MoMo es mayor entre septiembre y lo que llevamos de noviembre que entonces.
Son algunas de las comunidades menos perjudicadas por el virus en los primeros meses. En Andalucía, la de más diferencia, ha habido 3.600 muertes más de las esperadas en esta segunda ola, que son 2.000 más que en la primera. En Murcia, 290; 229, en Galicia; 145, en Canarias; y en Baleares, 33. Junto a estas, Asturias y Aragón, con altas incidencias estas semanas, prácticamente las igualan. En el resto, son menos. Algunas de estas últimas, como Madrid, Catalunya, Castilla y León y Castilla-La Mancha fueron de las más golpeadas al principio y tuvieron picos de mortalidad muy pronunciados. Por eso, no significa que no estén afectadas: sin comparar entre olas, La Rioja (54%), Aragón (40%) y Madrid (30%) son las tres comunidades con un mayor porcentaje de muertes sobre las esperadas desde septiembre.
Tampoco significa que estas siete comunidades hayan sido las que han estado en situación más grave del país en estos últimos meses, pero sí que han estado peor que al inicio de la pandemia. «Lo que tenemos ahora en conjunto no es igual a lo de marzo, pero en algunos sitios es incluso peor y eso puede justificar esta sobremortalidad. Hubo comunidades que estuvieron muy poco afectadas en la primera ola y que se beneficiaron de que tenían muy pocos casos cuando se decretó el confinamiento domiciliario, así que tuvieron curvas de progresión pequeñas comparadas con otros sitios y en esta segunda, por ejemplo, en Murcia, ha sido mayor», explica Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
Los especialistas coinciden en que puede tratarse de una conjunción de variables. En estas comunidades, durante la primera ola falleció menos gente que en otras, por lo que alcanzar el pico es ‘más fácil’. Por otro lado, ¿hasta qué punto tiene que ver con que en estos territorios haya una mayor cantidad de población susceptible? Raquel Yotti, la directora del ISCIII, se refería a esta cuestión hace unos días en una entrevista. La experta calificaba de «error» pensar en que la inmunidad de grupo se hubiera podido alcanzar en algún sitio, pero sí apuntaba a un «efecto contrario» que explicaría «el rápido incremento de la transmisión» en provincias con un nivel de exposición anterior menor y en las que existía «un mayor porcentaje de población vulnerable». Coincide Usama Bilal, profesor de Epidemiología y Bioestadística de la Drexel University (Philadelphia), que señala cómo los lugares en los que había seroprevalencias más bajas «iban a ser más susceptibles. La inmunidad no es una cuestión de sí o no, sino que en un sitio en el que hubo menos contagios hay una mayor vulnerabilidad a que circule el virus más rápido».
Con todo, apuntan a que se trata «de un balance de factores» porque no todos los territorios responden igual. Es más, los expertos insisten en que «no es una correlación directa», en palabras de Gullón, porque «sitios como Navarra, Catalunya o La Rioja han tenido también en esta segunda ola incidencias altísimas» y un importante exceso de mortalidad, según muestran las cifras del MoMo. «Hay lugares, además, como Madrid, que han empezado el exceso de mortalidad temprano, consistente con el aumento de casos en agosto. Fue tan grande en la primera oleada que ahora no lo parece tanto, pero aún así está casi a la cabeza». Gullón añade una reflexión en esa línea: «Nos tendremos que fijar en cómo se mantiene a lo largo del tiempo. Es decir, hay lugares en los que puede que la sobremortalidad no sea tan alta como en el pico, pero puede que se llegue a superar en algún momento porque esto se alarga».