Existen algunos elementos distintivos que nos ayudan a diferenciar un cometa de un asteroide. Por ejemplo el cometa cuenta con una composición única. Donde la presencia de hielo y polvo junto a sus demás elementos hace posible que presente la inconfundible estela de su cola.
Mientras que el asteroide básicamente es una roca común que flota inerte con algunos metales en su constitución. Sin embargo acaba de suceder algo inesperado.
Resulta que un equipo de astrónomos de la Universidad de Hawái acaba de revelar el hallazgo de lo que han llamado un “asteroide troyano” en las cercanías de Júpiter.
¿Qué lo que lo hace único? Es simple pero extraño: el cuerpo flotante por su composición es técnicamente un asteroide. Pero también tiene hielo y polvo, por lo que exhibe una cola gélida como la de los cometas.
El descubrimiento partió de unas sesiones de observación con el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-Impact Last Alert System). Gracias a él divisaron al asteroide 2019 LD2 a principios de 2019.
Se trata de un objeto que comparte su órbita con Júpiter. Y que por el hielo y su movimiento arroja gas para formar una cola de cometa.
Este cuerpo se aglutina junto con otras formaciones conocidas como los troyanos de Júpiter. Que se mantienen relativamente estables; gracias a la fuerza gravitatoria que produce sobre ellos el Sol y el gran planeta vecino.
En teoría los troyanos de Júpiter tendrían más de 4.000 millones de año de existencia. Pero sigue siendo un misterio este cuerpo con cualidades de cometa.