Cepsa ha comenzado a producir biocombustibles avanzados (2G) en su Parque Energético La Rábida, situado en Palos de la Frontera (Huelva). Se trata de un hito importante en la transformación de Cepsa hacia un modelo energético más sostenible. Para producirlos, la compañía ha utilizado aceites usados de cocina, valorizando así estos residuos y fomentando la economía circular.
Los biocombustibles pueden reducir las emisiones hasta en un 80% durante todo su ciclo de vida –en comparación con los combustibles convencionales– y aumentan la independencia energética y la seguridad de suministro, tan relevante en el contexto actual.
Este hito se enmarca en el plan estratégico 2030 de Cepsa, Positive Motion, mediante el que la compañía impulsa la reducción de emisiones del transporte pesado –marítimo, aéreo y por carretera– a través de la producción de moléculas verdes, principalmente biocombustibles e hidrógeno verde. En concreto, Cepsa aspira a liderar en 2030 la fabricación de biocombustibles en España y Portugal, con una producción anual de 2,5 millones de toneladas.
Para Antonio Joyanes, director de Energy Parks de la compañía, «Cepsa lleva más de 10 años produciendo biocombustibles en sus refinerías y desarrollando estudios pioneros a nivel mundial para convertir residuos y aceites usados en combustibles de origen renovable de alto valor energético. El inicio de la producción de biocombustibles avanzados supone un nuevo paso en el proceso de transformación de nuestros parques energéticos y nuestra estrategia de transición energética«.
«Nuestro compromiso es convertirnos en el mejor aliado de nuestros clientes para la consecución de sus objetivos de sostenibilidad. La producción de biocombustibles de segunda generación nos permite por ejemplo seguir aportando valor en el suministro de combustibles para el sector aéreo, donde la demanda irá en aumento en los próximos años», apunta Carlos Barrasa, director de Commercial & Clean Energies de Cepsa.
Los biocombustibles tienen un papel clave en la descarbonización del transporte. Su desarrollo y utilización contribuye a varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 relacionados con el uso de energía asequible y no contaminante, crecimiento económico, producción y consumo responsables y acción por el clima. Asimismo, su producción está alineada con el conjunto de medidas Fit for 55 de la Comisión Europea, cuyo objetivo es impulsar el uso de combustibles alternativos sostenibles para reducir la intensidad de emisión de gases de efecto invernadero, especialmente en el transporte marítimo y aéreo.
Cepsa ha establecido una ambiciosa hoja de ruta para recortar sus emisiones para el conjunto de sus actividades. En concreto, en 2030, reducirá parte de sus emisiones de CO2 en un 55% respecto a 2019 y aspira a ser neutra en carbono antes de 2050. Pero la compañía quiere ir más allá del cero neto y alcanzar un impacto positivo, aportando valor en las comunidades donde está presente al permitir que sus clientes y otros grupos de interés avancen en la dirección correcta.