La primera edición de esta carrera recorrió cuatro municipios y celebró el orgullo manchego con una prueba única en España.
Una carrera singular entre molinos, historia y esfuerzo
La provincia de Ciudad Real vivió este domingo una jornada histórica con la celebración de la primera edición de la carrera cervantina, un evento que conjugó deporte, cultura y solidaridad en una cita sin precedentes en el país.
Organizada por la Diputación de Ciudad Real, a través de las áreas de Deportes y de Impulso Sociocultural y Turístico, la prueba recorrió los municipios de Puerto Lápice, Herencia, Alcázar de San Juan y Campo de Criptana, destacando por su formato inclusivo y su alto valor simbólico.
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Participaron 250 corredores, divididos en modalidades individual, por parejas y por equipos, además de un relevo inclusivo protagonizado por un jubilado, un niño con su padre y un deportista en handbike.
Inicio en Puerto Lápice y meta en la Sierra de los Molinos
La carrera arrancó a primera hora de la mañana desde Puerto Lápice y concluyó en la Sierra de los Molinos de Campo de Criptana, donde los primeros participantes llegaron tras algo más de cuatro horas, mientras que los últimos lo hicieron tras más de seis horas de recorrido.
La línea de meta fue un punto de encuentro emotivo entre corredores, vecinos y autoridades, simbolizando la unión entre esfuerzo personal y orgullo colectivo.
Reconocimiento institucional al valor de los molinos
El alcalde de Campo de Criptana, Santiago Lázaro, recibió a los participantes y agradeció el compromiso de los municipios implicados, subrayando la relevancia patrimonial de los molinos como emblema de La Mancha:
“Esta carrera redundó en un elemento de orgullo de todo lo que es La Mancha y la provincia de Ciudad Real. Los molinos son un elemento diferenciador y una de las mejores marcas que representan a nuestra tierra ante el mundo”, afirmó.
Lázaro, que también participó como corredor, destacó el esfuerzo que supuso el ascenso final a los molinos, calificando la experiencia como “una mezcla de disfrute y sacrificio”.
Orgullo manchego con causa solidaria
María Jesús Pelayo, vicepresidenta primera de la Diputación y responsable del Área de Impulso Sociocultural y Turístico, valoró la colaboración institucional como clave para proteger y promocionar el patrimonio de la región:
“La colaboración institucional creo que es vital para proteger lo nuestro, promocionarlo y sentirnos orgullosos de lo que somos”, señaló.
Pelayo explicó que la carrera se enmarcó en el aniversario cervantino, con referencias constantes a Cervantes, Don Quijote, Sancho Panza y los molinos, como embajadores del orgullo manchego.
Además, destacó la dimensión solidaria del evento, con la recaudación de 3.500 euros destinados íntegramente a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), reforzando así el compromiso social de la prueba.
Trofeos con identidad manchega
La jornada concluyó con la entrega de trofeos con forma de aspa de molino y placas conmemorativas, reconociendo a los mejores tiempos en cada categoría. Un cierre simbólico que selló la conexión entre deporte, tradición y territorio.
El éxito de esta primera edición allana el camino para consolidar esta carrera como una cita anual de referencia, en la que el orgullo manchego y el deporte sigan caminando de la mano.
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