El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Azafrán de La Mancha se prepara para iniciar la campaña 2024 con expectativas que, si bien están marcadas por las dificultades, parecen ser más alentadoras que las de años anteriores. La próxima semana podría dar inicio a la recolección, y el ambiente entre los agricultores es de un optimismo cauteloso debido a las condiciones climáticas favorables que se han registrado hasta la fecha.
A pesar de que el cultivo ha sufrido un fuerte revés en los últimos años, en especial en 2023, cuando la producción cayó a 280,81 kilos, la cifra más baja de los últimos 11 años, los productores confían en que la campaña de este año sea mejor. En comparación con la cosecha de 2022, que alcanzó 462,15 kilos, el descenso de un 40,24% en 2023 dejó en evidencia la vulnerabilidad de este sector ante el cambio climático y otros factores. Sin embargo, las condiciones meteorológicas recientes han brindado un leve respiro a este emblemático producto de Castilla-La Mancha.
Condiciones climatológicas: un factor determinante
El Azafrán de La Mancha es un cultivo extremadamente sensible a las condiciones meteorológicas, lo que hace que el clima juegue un papel crucial en la cantidad y calidad de la cosecha. En este sentido, las lluvias de primavera y las temperaturas suaves del mes de junio, junto con un otoño más fresco y con algunas precipitaciones, han mejorado el panorama para los productores.
Aunque las lluvias no han sido uniformes en toda la región, la presidenta del Consejo Regulador, Valentina Cabra Carrasco, destacó que estos factores han permitido que las expectativas sean más optimistas en comparación con años anteriores. Sin embargo, el sector sigue siendo muy vulnerable, y los productores son conscientes de que un cambio repentino en el clima podría revertir estos beneficios.
Los retos estructurales del cultivo
El azafrán es un cultivo que, a pesar de su elevado valor, enfrenta numerosos problemas estructurales que amenazan su viabilidad a largo plazo. Entre los desafíos más importantes se encuentran la falta de un mercado certificado de cormos, la escasa mecanización en los procesos de cultivo y recolección, la demanda de mano de obra intensiva, y la falta de relevo generacional.
A esto se suma la amenaza del cambio climático, que ha afectado negativamente a los rendimientos de los últimos años. La reducción en la producción desde el año 2018, cuando se recogieron 903,7 kilos de azafrán, ha sido constante, cayendo a los mencionados 280,81 kilos en 2023. La media de los últimos 10 años (2013-2023) se sitúa en 549,7 kilos, lo que refleja una tendencia decreciente que preocupa al sector.
Además, el cultivo enfrenta una creciente competencia por las importaciones de azafrán de otros países, que a menudo no cumplen con los mismos estándares de calidad que el Azafrán de La Mancha. Esto, unido a la falta de integración en los sistemas de comercialización nacional e internacional, complica aún más la situación para los productores locales.
El papel del Consejo Regulador y la llamada a la Administración
Ante esta situación, el Consejo Regulador ha insistido una vez más en la necesidad de que la Administración intervenga para apoyar el cultivo del azafrán. La presidenta Valentina Cabra Carrasco ha subrayado la urgencia de implementar un plan específico que cuente con un respaldo económico suficiente para revitalizar el sector.
En la última reunión del Patronato del Consejo, previa al inicio de la campaña, los productores destacaron la importancia de que la Administración tome medidas concretas para garantizar el futuro del Azafrán de La Mancha. Entre las soluciones propuestas se encuentra la creación de un mercado certificado de cormos, lo que permitiría garantizar la calidad y trazabilidad del producto desde su origen.
Expectativas de la campaña 2024
Uno de los datos más relevantes de cara a la campaña de este año es que la superficie cultivada inscrita en la Denominación de Origen se mantiene estable en torno a las 90 hectáreas. Aunque esta cifra es inferior a la media histórica de 104,9 hectáreas registrada entre 2013 y 2023, se considera un logro mantener esta superficie en un contexto tan complicado.
Los productores se muestran optimistas respecto a la posibilidad de alcanzar, o incluso superar, la media de los últimos años. Sin embargo, los desafíos estructurales y climáticos siguen presentes, lo que significa que la recuperación completa del sector requerirá tiempo y esfuerzos coordinados tanto por parte de los agricultores como de las instituciones públicas.
La difícil situación económica del Consejo Regulador
Uno de los aspectos más preocupantes de la actual coyuntura es la situación económica del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Azafrán de La Mancha. La presidenta Valentina Cabra Carrasco ha señalado que la organización ha pasado por uno de sus años más difíciles en 2024, con una acción reducida al mínimo debido a la falta de ingresos.
El Consejo depende en gran medida de las cuotas de los productores y envasadores, que se calculan en función de la producción total de cada campaña. Si la cosecha de este año no alcanza los niveles esperados, la situación financiera del Consejo podría empeorar aún más, comprometiendo su capacidad para regular y promover el producto en los mercados nacionales e internacionales.
El valor del Azafrán de La Mancha en peligro
El Azafrán de La Mancha es uno de los productos más valorados de la región y está protegido por su Denominación de Origen. Sin embargo, la continua disminución de la producción, unida a los problemas estructurales ya mencionados, pone en riesgo la viabilidad del sector.
A pesar de los desafíos, los productores y el Consejo Regulador siguen trabajando para garantizar que este producto siga siendo un referente de calidad. Sin embargo, su futuro depende de la capacidad del sector para adaptarse a las nuevas realidades del mercado y de la implicación de las autoridades en la protección de este cultivo tradicional.
La campaña 2024 del Azafrán de La Mancha se enfrenta a una encrucijada. Aunque las condiciones climáticas han sido más favorables que en años anteriores, los problemas estructurales y económicos persisten. El Consejo Regulador, bajo la dirección de Valentina Cabra Carrasco, sigue reclamando la intervención de la Administración para garantizar la supervivencia de este cultivo tan emblemático de Castilla-La Mancha.
La recuperación del sector no será fácil, pero con las medidas adecuadas y el compromiso tanto de los productores como de las autoridades, es posible que el Azafrán de La Mancha recupere el lugar que le corresponde como uno de los productos de mayor calidad en el ámbito nacional e internacional.