Jair Bolsonaro perdió las elecciones del pasado domingo por una diferencia de 1,8% frente a Luiz Inácio Lula da Silva, y hasta ahora, 45 horas después de confirmados los resultados, aún no se había pronunciado ni se le había visto en público desde la mañana del domingo cuando votó en Río de Janeiro.
En un pronunciamiento en su residencia oficial, Bolsonaro agradeció a los 58 millones de electores que le votaron el pasado domingo y expresó el «honor» que significa «ser el líder» de esas personas que, como él, defienden los valores conservadores que están impresos en su lema: «Dios, Patria y Familia». En ese sentido, dijo que «siempre me han etiquetado como antidemocrático. A diferencia de mis acusadores, siempre jugué dentro de las cuatro líneas de la Constitución. Nunca hablé de controlar los medios y las redes sociales», e hizo hincapié en la representación «robusta» de la derecha en el Congreso.
El presidente también se refirió a los bloqueos de las carreteras que, según él, están motivados «por la indignación» y la «injusticia» que han provocado los comicios. Así, tildó estos hechos de «manifestaciones pacíficas», al tiempo que ha dejado claro que los métodos de sus partidarios «no pueden ser los de la izquierda».
Las declaraciones de Bolsonaro se producen después de la decisión de los gobernadores de varios estados de Brasil de movilizar a la Policía Militar, que depende directamente de las regiones, para eliminar los bloqueos de carreteras.
Tras la declaración de Bolsonaro, el ministro de la Presidencia, Ciro Nogueira, quien es responsable en el Gobierno por el proceso de transición, sí se refirió a Lula como «presidente electo». «En base a la ley, iniciaremos el proceso de transición», indicó Nogueira.