La oposición de los ganaderos impide, de momento, cumplir los objetivos de recuperación de la especie en Andalucía, pese a que se ha convertido en un inesperado factor de desarrollo
El proyecto europeo Life del lobo ibérico que ha disfrutado Andalucía se prolongará hasta diciembre para intentar un acuerdo mínimo entre partes muy enfrentadas. La oposición feroz de Asaja a todo lo que tenga que ver con la especie -casi extinta en el sur-, y de ayuntamientos de todo signo, ha convertido este Life en el más complejo de los muchos liderados por Andalucía, y el menos apoyado desde la Consejería, en particular ahora que Medio Ambiente se incrusta en Agricultura y Ganadería.
«No tengo ninguna duda de que el lobo volverá a Andalucía, y llegará con sus propios medios desde las poblaciones más sureñas, Guadalajara y Madrid». Así se manifiesta a EL MUNDO el director del Life, Pedro Torres, adelantando que la prórroga que ha dado el covid 19 hasta diciembre al proyecto se aprovechará para sentar en una Mesa de Medio Rural y Lobo a todos los actores.
El rechazo visceral de Asaja, en nombre de los ganaderos, le llevó a lograr mociones en 15 ayuntamientos cordobeses contra el lobo y el Life, algo inédito. La patronal ganadera dijo que se iba a reintroducir el lobo, cuando en realidad los 1,6 millones de euros -la mayoría de fondos europeos- informaron a la sociedad del norte de Córdoba y Jaén de los beneficios que genera este predador.
La segunda encuesta del Life, realizada hace unos meses, evidencia el avance logrado en cuatro años. La mitad de los habitantes más cercanos a las zonas loberas andaluzas se muestra de acuerdo con la existencia de planes de conservación, y el 63% en las capitales cordobesa y jiennense.
La Mesa del Lobo, que no estaba prevista, tiene una premisa en la que todos coinciden: «La conservación no debe caer sobre el bolsillo de la gente del territorio; si la sociedad en general desea conservar el lobo debe ayudar a que existan mastines, pastores (vallas) eléctricos, el pago de daños, o compensaciones directas» a las fincas con el carnívoro, dice el director del Life.
Ese punto de encuentro permitirá abordar cuando llegue el lobo desde Castilla La Mancha. «Entonces habrá que estar coordinados», añade Torres, también director del parque natural de Cardeña-Montoro.
El lobo ibérico llegó a caer a unos 300 ejemplares en toda España. El último censo oficial, de 2014, situaba en 297 las manadas, sin precisar animales, aunque se calcula en más de 2.000. Andalucía quizás tenga individuos, pero divagantes, sin opción a reproducirse, estima Pedro Torres.
TURISMO LOBERO
El lobo se ha convertido en un inesperado factor de desarrollo económico en la comarca de mayor densidad de esta especie en Europa: la zamorana Sierra de la Culebra. Los alcaldes de Puebla de Sanabria, José Fernández (PSOE), y de Villardeciervos, Lorenzo Jiménez (PP), coinciden en su pleno apoyo a una especie que forma parte de la cultura local y ahora del negocio, desde camisetas a cervezas artesanas.
O carnes, como la de la marca ‘Pastando con lobos’. Los ganaderos Alberto y Rosa mueven el ganado de noche sabiendo que los lobos les miran. Pero también que los mastines siempre han sido suficientes para que no ataquen nunca. En el logo de su carne aparecen las cabezas de una oveja y de un lobo.
Los turistas loberos vienen a Zamora con el afán de ver en libertad al cánido, guiados por las empresas especialistas, como Llobu. Su director, Javier Talegón, estima en 450.000 euros los beneficios económicos del turismo del lobo vivo, excluyendo caza, pues en esta sierra, de 70 por 10 kilómetros y unos 100 lobos, se subasta un cupo anual de animales cazables.
El Centro del Lobo Ibérico ubicado en Sanabria permite verlos con seguridad, al albergar animales irrecuperables. En dos años ha atendido a 100.000 visitantes. «No hace falta advertir al turista de riesgos con el lobo, nunca ha habido ataque», dice el alcalde sanabrés. El animal, estrictamente nocturno, huye del hombre a kilómetros. La ganadería se maneja en la Culebra recogiendo de noche a las ovejas o vacas en cercados y con los mastines, a los que rehúyen los lobos. «Para nosotros, ver un lobo es como para un andaluz ver un caballo», afirma José Fernández.
WWF, socia del Life del lobo, es la más convencida de los beneficios que genera, también para el ecosistema al atacar a los ciervos y gamos enfermos o débiles. El índice de tuberculosis del ganado en esta comarca zamorana es veinte veces menor que en el parque nacional de Cabañeros.
Los representantes de WWF lamentan el duro boicot al Life sufrido en Andalucía y la tibia actitud de la Junta ante un tema que resurge cada vez que hay elecciones, como ha evidenciado una investigación del científico Miguel Delibes Mateos. La Junta no va a pedir un segundo Life del lobo. Tampoco seguramente bajará la intensidad del rechazo entre algunos sectores. Pero, ejemplos como el de Zamora, plasman que el aumento del ecoturismo permite oportunidades económicas a los municipios loberos.