El expresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), pidió este sábado desde Cúcuta una intervención internacional avalada por Naciones Unidas para remover del poder al líder chavista Nicolás Maduro, quien fue juramentado el viernes como presidente de Venezuela para el período 2025-2031 en medio de cuestionamientos por la oposición.
“Pedimos una intervención internacional, preferiblemente avalada por las Naciones Unidas, que desaloje a esos tiranos del poder y convoque de inmediato a unas elecciones libres”, expresó Uribe durante un acto político en la ciudad fronteriza de Cúcuta, donde mostró su apoyo a los líderes opositores venezolanos María Corina Machado y Edmundo González, a quienes calificó como los «campeones universales de la democracia».
Maduro y los cuestionamientos a su reelección
El pasado viernes, Nicolás Maduro fue juramentado por la Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, como presidente de Venezuela para un nuevo período, tras las controvertidas elecciones de julio. Sin embargo, la oposición venezolana, liderada por Edmundo González, asegura que los comicios no fueron libres y denuncia irregularidades en el proceso electoral.
La situación ha avivado las tensiones políticas dentro y fuera de Venezuela, con varios actores internacionales cuestionando la legitimidad del mandato de Maduro.
El «plantón por la libertad» y la postura de Uribe
Uribe, acompañado de los precandidatos presidenciales de su partido, el Centro Democrático, participó en un evento en Cúcuta bajo el lema «plantón por la libertad». El expresidente instó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a actuar conforme a la Constitución venezolana y contribuir a desalojar la dictadura.
Con una bandera venezolana en sus manos, Uribe defendió la lucha de los líderes opositores y el derecho de Venezuela a recuperar su democracia. A su vez, la senadora uribista María Fernanda Cabal describió a Venezuela como un «Estado criminal», enfatizando los riesgos que enfrenta Colombia bajo el mandato de su actual presidente, Gustavo Petro.
“Venezuela será libre de la mano de María Corina Machado”, afirmó Cabal, quien también advirtió sobre el impacto de la crisis venezolana en la estabilidad de Colombia.
El cierre fronterizo y la postura del Gobierno de Petro
La visita del Centro Democrático coincidió con el cierre temporal de los pasos fronterizos entre Venezuela y Colombia, una medida adoptada por Caracas para garantizar la seguridad durante la investidura presidencial. Mientras tanto, altos funcionarios colombianos, como el canciller Luis Gilberto Murillo y el ministro del Interior Juan Fernando Cristo, visitaron la frontera para reunirse con autoridades locales y comunidades afectadas por la situación.
Murillo destacó la postura de prudencia y responsabilidad adoptada por el Gobierno de Petro frente a la crisis venezolana. Aunque Petro aún no ha reconocido oficialmente a Maduro como presidente, su gobierno ha optado por mantener las relaciones bilaterales para proteger los intereses económicos y sociales en la frontera, donde viven más de 12 millones de personas.
La frontera, cerrada durante años por decisión de Maduro y reabierta tras la llegada de Petro al poder, es un corredor clave para el comercio y el tránsito de personas entre ambos países.
La frontera como eje de la relación binacional
Colombia y Venezuela comparten una extensa frontera de 2.219 kilómetros, que conecta siete departamentos colombianos con cuatro estados venezolanos. La reapertura de la frontera ha sido esencial para revitalizar el comercio y permitir la movilidad de las comunidades que dependen de este intercambio.
La postura del Gobierno de Petro se centra en mantener canales diplomáticos abiertos con Caracas, aunque reconoce la falta de elecciones libres en Venezuela. Este enfoque busca evitar una escalada de tensiones y garantizar la estabilidad en las zonas fronterizas.
La solicitud de intervención internacional por parte de Álvaro Uribe refleja el creciente interés de sectores políticos colombianos en la situación venezolana, mientras que el Gobierno de Petro sigue apostando por una diplomacia que, sin reconocer la legitimidad de Maduro, prioriza la cooperación bilateral en beneficio de las comunidades afectadas.