encuentra una grieta para poder renovarlo.
Se trata de modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial para permitir al CGPJ renovar a dos de los magistrados; los otros dos serán nombrado por el Consejo de Ministros posteriormente.
Los socialistas justifican la acción arremetiendo contra el Partido Popular por bloquear las instituciones.
El portavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez, ha asegurado que «ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el PP, optamos por este proyecto de ley para desbloquear la renovación de los órganos judiciales lo antes posible».
Y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños asegura que el Gobierno podría haber hecho los nombramientos pero que eso podría generar alguna duda jurídica, por eso, defiende esta proposición de ley: «esta fórmula es impecable, refuerza el prestigio de las instituciones y no genera debate». Y advierte al PP de que no puede dar por rotas unas negociaciones que ni siquiera comenzaron. Así que emplazan a Feijoo a sentarse antes de verano.
El enfado del PP, Ciudadanos y Vox
Pero la negociación no parece que vaya a avanzar, los populares están enfadados porque aseguran que se enteraron de esta estratagema por los medios de comunicación. Afean la falta de diálogo de Sánchez con la oposición. Su líder, Alberto Núñez Feijóo acusa al Presidente de «romper cualquier tipo de puente» y de querer «controlar» la Justicia.
Feijóo recuerda que el PSOE ya reformó el órgano de gobierno de los jueces para impedir que haga nombramientos cuando está en funciones, y ahora -subraya- anuncia otra reforma para reponer al CGPJ y «controlar el Tribunal Constitucional».
Ciudadanos también critica la maniobra del Gobierno. En Twitter, su portavoz parlamentario, Edmundo Bal, se muestra muy contundente: «Sánchez maniató al CGPJ como método de coacción para agilizar el pasteleo de los jueces con el PP. Hoy, buscando garantizarse un TC afín, tapa su cacicada con otra. Son capaces de todo».
Y para Vox, este cambio arbitrario de la ley, es una muestra más de la falta de respeto del Gobierno por las instituciones. «Tenemos un ejecutivo autócrata que pretende controlar la Justicia».