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Una celebración centenaria de Interés Turístico Regional

Cada Sábado de Gloria, la localidad ciudadrealeña de Alamillo se transforma en un escenario lleno de simbología, colorido y tradición con la celebración de la quema de muñecas y el manteo de Judas, una festividad que ha sido reconocida como Fiesta de Interés Turístico Regional por su profundo valor cultural y su arraigo en el calendario festivo de Castilla-La Mancha.

Esta fiesta representa, a través de figuras artesanales y rituales populares, la muerte simbólica del invierno y el renacer de la primavera, una renovación cíclica que es vivida intensamente por los vecinos del municipio.

Una manifestación popular de transformación estacional

Según explica el alcalde de Alamillo, Ángel Alcalde, el evento fusiona elementos simbólicos y antropológicos de forma única: el Judas representa al invierno, cargando con los pecados de la comunidad, mientras que la muñeca personifica la primavera, portadora de luz, amor y fertilidad.

Estos personajes, creados artesanalmente por los propios vecinos, reflejan una dualidad ritual donde el mal, el frío y lo oscuro son expulsados mediante el fuego, y lo nuevo, cálido y esperanzador es celebrado con júbilo.

Artesanía y participación colectiva como ejes de la fiesta

Uno de los aspectos más destacados de esta celebración es la participación activa de todos los habitantes del pueblo. Niños, jóvenes, adultos y mayores contribuyen durante días a la elaboración de los Judas y las muñecas, en un proceso que se convierte en una actividad comunitaria, donde se refuerzan lazos vecinales y se transmite una herencia cultural viva.

Así se construye una muñeca en Alamillo:

  • Base: Cruz de madera con un brazo corto del que pende.
  • Cuerpo: Papel moldeado y decorado con papel de colores.
  • Cabeza: Bolsa de tela adornada con un lazo; se dibuja el rostro.
  • Cabello: Realizado con papel, lana o tela.

Confección del Judas:

  • Materiales: Ropas viejas o anticuadas.
  • Ensamblaje: Coser todas las aberturas con firmeza.
  • Relleno: Paja, trapos o bolas de papel.
  • Estructura: Unir torso y piernas antes de vestir la figura.

Este trabajo colectivo se realiza con mimo, esmero y humor, lo que da lugar a figuras llenas de personalidad que luego serán expuestas por las calles del municipio la tarde del sábado.

El clímax: fuego purificador y manteo ritual

El momento culminante llega alrededor de la medianoche del Sábado de Gloria, cuando en la calle principal del municipio, las muñecas son colgadas en cuerdas y, al grito y celebración de los presentes, se procede a su quema.

Desde balcones y calles, los jóvenes giran y voltean las muñecas en un acto catártico que simboliza la purificación del pueblo y la bienvenida a un nuevo ciclo de vida. La quema es tanto una despedida del invierno como una exaltación de la luz y el renacer natural que representa la primavera.

El Domingo de Resurrección se realiza otro de los actos clave de la fiesta: el manteo de los Judas. En este ritual, los Judas son elevados y zarandeados por los vecinos, en un gesto que amplifica la expulsión de todo lo negativo y reafirma el poder de la comunidad para renovarse y mirar hacia adelante con esperanza.

Identidad rural y resistencia cultural

Alamillo, con apenas 400 habitantes, es un ejemplo de cómo los pequeños municipios rurales mantienen vivas tradiciones que, además de su valor simbólico, contribuyen a reforzar su identidad local y a dinamizar la vida cultural del entorno.

Este tipo de fiestas no solo actúan como mecanismos de cohesión social, sino que también representan un atractivo turístico alternativo y sostenible, fomentando la visita a localidades que suelen estar fuera de los grandes circuitos turísticos.

Preservar lo auténtico: una responsabilidad compartida

La celebración de la quema de muñecas y manteo de Judas es una muestra palpable de que la cultura viva se sostiene gracias al compromiso diario de los pueblos con su historia. La implicación de los vecinos, la transmisión oral de los rituales, y la adaptación de estas costumbres a los nuevos tiempos garantizan que esta tradición siga siendo un pilar fundamental de la identidad de Alamillo.