El panorama político español se presenta confuso y preocupante. Se ha conformado un bloque, parlamentariamente mayoritario, en el que confluyen partidos políticos de izquierda, independentistas, nacionalistas y populistas en el que se mezclan ideologías muy diferentes y en muchos casos opuestas: caso de socialdemócratas y comunistas (PSOE, UP, ERC, EH Bildu, PdeCat, JuntsxCat, CUP etc.) con democristianos más o menos confesos (PNV y PdeCat), cuyo denominador común y argamasa es conseguir, mantener y utilizar el poder: unos para ejercerlo y gozarlo a cualquier precio (caso de Sánchez); otros para utilizarlo como instrumento de destruir el sistema constitucional e implantar un régimen pseudocomunista de estilo venezolano (Pablo Iglesias); y otros para destruir la unidad territorial de España (PNV, ERC, EH Bildu y todo el espectro nacional/independentista catalán). Esta mayoría, conocida como Frankenstein o de la “investidura” (por haber votado a favor de la investidura de Pedro Sánchez como presidente en la moción de censura contra Rajoy), tiene, sin embargo, un denominador común: evitar que gobierne un partido de centro-derecha que les impida conseguir sus objetivos: disgregar la unidad territorial de España, destruir el actual sistema constitucional e imponer un sistema político-económico comunista (esto último según los casos).
Frente a esta mayoría tan heterogénea y contradictoria existe una minoría parlamentaria aunque no de votantes, formada, básicamente, por tres partidos: PP, Vox y Cs, denominados, genéricamente, como de centro-derecha, con intensidades y formas diferentes de actuar pero coincidentes en los principios básicos de un programa político: unidad territorial del Estado Español con su configuración actual, economía liberal y un sistema político liberal donde la libertad personal y de mercado sea el eje de la organización del Estado, expresado en una monarquía parlamentaria fundada en la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) que se autocontrolen y garanticen la libertad de los gobernados.
La actuación del bloque en el gobierno comienza a ser sumamente peligrosa para el conjunto de España: críticas a la monarquía parlamentaria para desacreditarla y sustituirla por una república; controlar todos los poderes del Estado presentado una proposición de ley, que, si es aprobada por su mayoría de intereses, supondrá controlar todos el Estado; las concesiones a los independentistas (acercamiento de los presos del País Vasco, negociación de la transferencia de la Seguridad Social rompiendo la unidad de la caja para el pago de las pensiones, indulto a los golpistas en Cataluña y un larguísimo etc.). El proyecto, no confesado pero sí en vías de ejecución, es hacer una nueva constitución en la que España sea una república federal o lo que es igual: un estado formado por estados independientes (las actuales autonomías) que se federan y se desfederan a conveniencia. Estas y otras tantas tropelías son las que se están pergeñando en España con la mayoría parlamentaria actual.
Ante esta realidad yo me pregunto y le pregunto a los lectores ¿Cómo es posible que los tres partidos de centroderecha (PP, Vox y Cs) -que tienen mayoría de votos y que la ley d`Hondt les hace minoritarios en el Parlamento- sigan discutiendo si son galgos o podencos mientras España se desangra?
Dejemos los intereses partidistas, estudiemos la forma más eficaz para conseguir esa mayoría parlamentaria y ayudemos a detener el declive de España.
Juan Antonio Callejas Cano
- Diputado nacional por Ciudad Real
- Grupo Parlamentario Popular
- Portavoz del Partido Popular en la provincia de Ciudad Real.
@jacallejascano
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