Tal vez los ojos no solo son las ventanas del alma, sino también de la mente
La inteligencia tiene muchos aspectos: puede verse como nuestra capacidad de hacer inferencias lógicas, o de aprender.
También está relacionada en qué tanto recordamos lo que aprendimos antes y con la forma en que resolvemos problemas.
Medir la inteligencia es una tarea compleja, pero hemos desarrollado algunas formas de hacerlo: a través de pruebas que toman en cuenta ciertas capacidades cognitivas.
Es muy común que encontremos por aquí y por allá afirmaciones que relacionan algún rasgo físico o de personalidad con “mayor inteligencia”.
Aunque realmente muchas de esas correlaciones no son tan directas como parece.
Pero un estudio reciente muestra que tal vez sí haya una correlación real entre nuestra inteligencia y cierta parte de nuestro cuerpo: las pupilas.
La lámpara del cuerpo es el ojo
Si esta frase bíblica (Mateo 6:22) tuviera un referente físico, estaría específicamente en las pupilas: pues son la parte de nuestros ojos que permite que entre la luz.
Estas estructuras son realmente orificios, situados en el centro del iris, la parte colorida de nuestros ojos.
Las pupilas se ven de color oscuro, porque prácticamente toda la luz que entra a ellas, es absorbida por los tejidos del ojo.
Pero su labor no solo es dejar pasar la luz, sino también regularla: son una abertura que se contrae o se expande, dependiendo de las condiciones de iluminación del entorno.
Aunque esa dilatación o contracción de las pupilas está controlada por el sistema nervioso, no es un movimiento voluntario, sino un reflejo.
Ojos claros, serenos
Incluso los ojos cuyo iris es muy claro pueden verse mucho más oscuros, si la pupila se dilata: en la oscuridad el diámetro de la pupila puede alcanzar hasta 9 milímetros.
Pero la dilatación de las pupilas no solamente tiene que ver con la luz, también puede tener otras causas: consumir sustancias de la familia de los opioides.
En algunos exámenes de la vista se necesitan dilatar las pupilas intencionalmente para hacer la revisión y para eso se usan gotas que contienen sustancias que tienen ese efecto.
Y así como hay iris de diferentes colores, no todas las pupilas se dilatan de la misma forma, ni tienen el mismo tamaño “base”.
El tamaño común de las pupilas sin dilatar, en promedio es de 3-4 milímetros, pero pueden ser tan pequeñas como 2 mm, o tan grandes como 8 mm.
El ojo, globo de maravilla
Esa medida base del tamaño de la pupila es la que puede tener una correlación con nuestra inteligencia.
Un grupo de investigadores en neurociencias del Instituto Tecnológico de Georgia hizo una investigación para relacionar el tamaño de las pupilas con ciertas habilidades cognitivas.
Los resultados se publicaron recientemente en la revista especializada Cognition.
En el estudio participaron 500 voluntarios entre 18 y 35 años, a los que se les tomaron medidas de sus pupilas.
Los voluntarios también completaron una serie de pruebas cognitivas: que iban desde la capacidad de razonamiento para resolver problemas nuevos, hasta la habilidad de recordar información por un cierto periodo de tiempo; además de medir también su capacidad de mantenerse concentrados aunque hubiera distracciones alrededor.
Los participantes que tuvieron mejor desempeño en las pruebas de razonamiento y concentración, eran también los que tenían las pupilas de tamaño más grande.
Respecto a si pupilas más grandes, se relacionan con una mejor memoria, la correlación que se encontró en este estudio fue menos significativa, aunque otras investigaciones muestran que sí puede haber relación.
Aunque tiene que estudiarse más al respecto, los autores proponen que esa correlación se debe a que las pupilas más grandes ayudan a regular ciertas regiones del cerebro relacionadas con la inteligencia.