Parece que la imposibilidad de ver bien de lejos no es lo único que te deja esta afección de la vista
La miopía es quizá el desorden de la vista más común: se estima que en el mundo casi el 30% de la población la padece.
Su prevalencia es mayor entre adultos, aunque suele iniciar en la adolescencia, y algunos niños en edad escolar también la presentan.
Las personas con miopía tienen dificultad para enfocar objetos lejanos, eso además de les impide ver bien, puede causarles dolores de cabeza y otras molestias.
En general se corrige fácilmente usando anteojos, lo que disminuye también otras molestias. Pero parece ser que la miopía podría estar asociada a otros inconvenientes, más allá de la visión.
Errores de refracción
La miopía ocurre por ciertos defectos en la forma del globo ocular, el más común es que este crezca en longitud más de lo normal.
Esto hace que el lente del ojo, el cristalino, no proyecte las imágenes en el punto exacto donde debería, en la retina, sino un poco más adelante.
Por esta razón la miopía se considera una ametropía o error de refracción: igual que el astigmatismo, la hipermetropía y la presbicia, también conocida como vista cansada.
En todas estas afecciones de la vista la proyección de las imágenes no ocurre en el punto preciso de la retina, debido a que algún defecto en la forma del ojo no lo permite.
Cuando las imágenes se forman en un punto anterior a la retina, no vemos bien las cosas lejanas, como en la miopía; cuando se forman en un punto posterior, no vemos bien las cosas cercanas como en la hipermetropía.
Afortunadamente todos estos errores de refracción pueden corregirse con lentes, que logran enfocar la luz en el punto exacto de la retina y así podemos ver bien cuando usamos anteojos o lentes de contacto.
Herencia y ambiente
Se considera que la miopía tiene un componente genético importante: los hijos de con al menos un padres miope, tienen más posibilidades de serlo también.
Aunque los genes no parecen explicar todos los casos de miopía: por ejemplo, en países como China, la prevalencia de este defecto visual se ha disparado en las últimas dos décadas.
En China no solamente hay más miopes sino que sus problemas de la vista inician más temprano, prácticamente desde preescolar y van avanzando: así que al entrar en la universidad 9 de 10 estudiantes chinos tienen miopía.
Esto sin duda tiene que ver con cambios en el estilo de vida, y muchos de ellos no son exclusivos de China, como pasar poco tiempo en actividades en exteriores y mucho tiempo frente a pantallas.
Así que esos hábitos afectan el desarrollo de nuestros ojos, pero ahora también podrían además tener otras repercusiones.
Miopía y sueño
Un estudio reciente, publicado por un grupo de científicos australianos, concluye que la miopía y el insomnio podrían tener una relación muy estrecha.
En la investigación participaron 32 voluntarios, 18 de ellos con miopía: a todos se les midieron las concentraciones de melatonina en la saliva y en la orina, antes y después de dormir.
La melatonina es una hormona que produce el sistema nervioso central para regular los ciclos de sueño-vigilia: una cantidad baja de melatonina indica alteraciones en esos ciclos.
Los investigadores encontraron que, los voluntarios miopes, producían menos melatonina, comparados con quienes tenían una vista normal.
La relación podría estar en que los mismos hábitos que favorecen la miopía, interrumpen nuestros ciclos de sueño.
Piénselo un poco: estar sometidos a luz artificial durante todo el día y observar pantallas durante mucho tiempo, incluso en las noches, termina siendo malo para la vista, pero también para conciliar el sueño.
Y recordemos que dormir bien, no solamente nos ayuda a descansar, sino a consolidar memorias y aprendizajes durante el día e incluso a “limpiar” nuestro cerebro.
Así que si tienen miopía o no, de cualquier forma sería bueno que reconsideraran algunos de sus hábitos: eso no solamente ayudará a que su vista no empeore, sino a que su cerebro funcione mejor.