No solo son causantes de desastres y destrucción
Aunque vemos a los volcanes como una amenaza, su actividad tiene mucho más que ver con el origen de la vida de lo que imaginamos.
Estas estructuras geológicas son una forma de comunicación entre el exterior, la corteza terrestre, con el interior.
Esos gases, cenizas y lava que emergen de esas fisuras de la corteza, están a temperaturas muy altas, por las condiciones en las que se encuentran las cámaras magmáticas de los volcanes.
Entonces, las erupciones volcánicas son una liberación tanto de materiales como de energía, que tienen mucho ver no solo con la historia geológica de la Tierra, sino también con sus historia biológica.
Tiempos geológicos
En nuestro planeta hay alrededor de 1500 volcanes que se consideran activos: es decir que han hecho erupción en tiempos “recientes”.
El asunto es que el término “reciente”, no es igual para los seres humanos que para fenómenos geológicos.
Para considerar que un volcán está activo debe haber hecho erupción, al menos una vez, durante los últimos 10,000 años; es decir, durante el Holoceno.
Los volcanes inactivos o durmientes, son aquellos que no han hecho erupción durante esta época geológica, pero siguen teniendo algunos signos de actividad: fumarolas o incluso aguas termales.
Para que un volcán se considere extinto no debe haber tenido ninguna erupción en los últimos 25,000 años.
Aunque los geólogos nunca descartan que un volcán pueda reactivarse en algún momento.
Tierra, agua, aire y fuego
Esto también quiere decir que la actividad volcánica ha sido algo común en la historia de la Tierra, incluso desde el principio.
Las erupciones volcánicas de hace miles de millones de años, cuando nuestro planeta era muy joven, ayudaron a formar la corteza terrestre.
Pero los volcanes no solamente liberan materiales sólidos fundidos, en las erupciones también se desprenden gases.
Así que la actividad volcánica pudo haber contribuido a la formación de la atmósfera, que era muy diferente a la actual, que contiene oxígeno.
La atmósfera primordial de la Tierra no era oxidante sino que contenía otros gases como: dióxido de carbono, monóxido de carbono, metano, amoníaco, entre otros: que sabemos compuestos expulsados en erupciones volcánicas.
Además en las erupciones volcánicas se libera vapor de agua: así que los volcanes también pudieron haber traído agua del interior, al exterior de la Tierra.
Al principio, por las condiciones del planeta, que tenía temperaturas superficiales muy altas, se mantuvo como vapor de agua, pero con el tiempo, cuando el planeta se enfrió, pudo condensarse como agua líquida.
Volcanes y vida
Si bien los volcanes no crearon la vida, sí trajeron a la superficie terrestre una gran cantidad de ingredientes fundamentales para ella.
El agua por supuesto es uno de ellos: en la Tierra todas las formas de vida dependen de ella, incluidos nosotros, los seres humanos.
Pero además, algunas moléculas pequeñas como el metano y el amoníaco, que los volcanes trajeron a la superficie, pudieron dar lugar a otras moléculas más complejas que dieron origen a la vida.
Esta hipótesis se denomina abiogénesis: el surgimiento de la vida a partir de compuestos inorgánicos.
La idea formal de la abiogénesis fue propuesta a principios del siglo XX, por Alexander Oparin y J. B. S Haldane.
Stanley Miller y Harold Urey diseñaron un experimento para probar esa hipótesis: sometieron a descargas eléctricas una mezcla de gases similar a la atmósfera primitiva de la Tierra.
Entonces los volcanes no solamente pudieron haber contribuido con los ingredientes, sino también con la energía necesaria, para que ocurrieran las reacciones químicas adecuadas.
Además sabemos que las primeras formas de vida pudieron haber surgido en antiguas ventilas hidrotermales: fisuras asociadas a regiones de actividad volcánica.
En estas ventilas, fluye agua caliente, lo que las hace regiones geológicamente activas, pero también con mucha actividad biológica.