Instituciones públicas y analistas privados coinciden en que la economía española crecerá por encima del 2 % este año, lo que supondrá una significativa desaceleración respecto a 2022, pero deja fuera de las previsiones la posibilidad de recesión que algunos expertos no descartaban hace menos de un año.
La fortaleza del mercado laboral, la recuperación del turismo internacional y el desarrollo de los fondos europeos sostendrán el crecimiento económico, con la previsión de que a lo largo del año se recupere también en alguna medida el consumo de los hogares, encogido por unos precios elevados y unas condiciones financieras más duras, consecuencia de la progresiva subida de los tipos de interés.
Frente al crecimiento del 2,1 % estimado por el Gobierno, el Banco de España ha elevado su previsión hasta el 2,3 % por el efecto arrastre de 2022 y a la espera de un mayor dinamismo de la actividad, en un contexto en el que pronostica una mayor moderación de la inflación, hasta el 3,2 % de media en el año por la desaceleración más acusada de los precios de la energía.
No obstante, la entidad ve riesgos a la baja para sus previsiones ante la incertidumbre que supone calibrar cuál será la intensidad del impacto sobre la actividad y la inflación de unas condiciones financieras más restrictivas.
Al respecto, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) avisa de que el crecimiento se moderará en la segunda parte del año, porque considera que es cuando se producirá la transmisión de las subidas de tipos de interés hacia la economía real, con lo que previsiblemente el impacto se trasladará en mayor medida al crecimiento económico de 2024.
La AIReF también ha subido su previsión de avance del PIB hasta el 2,3 % y ha rebajado la de inflación al 3,7 %, con un patrón de crecimiento repartido entre la demanda nacional y la exterior, aunque en el ámbito doméstico destaca la debilidad del consumo de las familias frente a la mejor evolución de la inversión.
En el ámbito internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha elevado al 2,1 % el crecimiento esperado para la economía española, de la que destaca su resistencia frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania.
Antes de que acabe julio también actualizarán sus previsiones la Comisión Europea, que de momento prevé un avance para España en 2023 del 1,9 %, y el Fondo Monetario Internacional (FMI), del 1,5 %.
Más dinamismo de las exportaciones que del consumo privado
Funcas espera que la mayor aportación al crecimiento provenga de la demanda exterior (exportaciones e importaciones) por el dinamismo del turismo y el “buen posicionamiento” de las empresas españolas, frente al estancamiento del consumo privado.
El servicio de estudios calcula que la economía crecerá un 2,2 % este año y que la inflación acabe en un tasa media del 3,9 %, y coincide con la AIReF en que el impacto contractivo de la política monetaria se notará con más contundencia en la segunda parte del ejercicio, con la previsión de que el PIB se quede estancado en el último trimestre del año.
El centro de estudio de políticas económicas de Esade (EsadeEcPol) es algo menos optimista y calcula que el crecimiento este año será de entre un 1,9 % y un 2,1 %, con un segundo semestre más débil y con señales, como la paralización del consumo privado, que le llevan a considerar que el avance del PIB no es tan positivo.
El BBVA Research, más optimista, estima que la “sorprendente y positiva” evolución de las exportaciones compensará la atonía del consumo, y ha elevado su previsión de crecimiento al 2,4 % este año, en tanto que calcula que la inflación se moderará a una media del 3,4 %.