“¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es un dron repartidor”. Esta va a ser, seguramente, una de las bromas más recurrentes en las calles uruguayas a finales de año, cuando los primeros drones ‘delivery’ circulen por el cielo llevando alimentos, medicamentos y otros productos livianos.
Luego de convertirse en la primera empresa en poder hacer entregas con drones en el país suramericano, Drone.uy ensaya con paquetes de entre dos y cinco kilos en el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), donde esta idea futurista se está convirtiendo en realidad.
Por ahora, los envíos con drones solo se llevan a cabo con empresas colaboradoras, pero la intención de la compañía es probarlos en los próximos meses en algunos barrios privados y abrir el negocio en distintos países latinoamericanos en los próximos años.
Repartos más democráticos y verdes
“Es un sistema que alcanza y democratiza a la sociedad, porque te hace llegar servicios que antes no te estaban llegando”, afirma en una entrevista a EFE Diego Silva, cofundador de Drone.uy, que considera que este nuevo ‘delivery’ funciona “muy bien” en comunidades aisladas.
El funcionamiento es sencillo: una persona genera un pedido a través de una aplicación, se crea una ruta automática al lugar donde se encuentra la plataforma del dron, que sale volando a entre cinco y siete metros del suelo y, cuando llega a su destino, baja el paquete por un cable, lo deja y vuelve a su base.
Silva señala que otro de los beneficios del ‘delivery’ con drones es que es “más verde”, ya que tres aeronaves de entregas al año supondrían “una tonelada de dióxido de carbono que no se está enviando”.
“Eso nos interesa: tener una logística adecuada a lo que quieren las personas, es decir, entregas limpias y sin crear problemas dentro de la ciudad”, apunta el programador, a las puertas de que su proyecto pase a la acción a finales de año, de momento en algunos barrios privados.
Del ocio al negocio
Las peripecias de Silva y de su socio y también cofundador de Drone.uy, Marcos Mujica, arrancaron en 2015 con los drones de carreras, una nueva tecnología que llamó su atención y con la que pronto descubrieron todo un abanico de posibilidades de mercado.
“Trajimos el primer dron pensando en él como una cámara nueva en el aire, pero pronto empezamos a ver las verticales de negocio que había: el agro, las inspecciones, el sistema de ‘delivery’…”, indica el cofundador de Drone.uy, que finalmente vio una oportunidad de negocio en los envíos de productos en zonas apartadas.
El hecho de que los sistemas de reparto son un transporte en el aire y que no existen precedentes en Latinoamérica conllevó “muchas trabas” al principio, ya que requerían “una atención distinta” y coordinación con la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica, que en 2016 autorizó a Drone.uy a hacer envíos con drones.
También lo serán, al menos al principio, el costo de los drones -unos 15.000 dólares cada uno- y los precios, que en estos momentos se estima que rondarán los ocho dólares por envío.
“Como toda tecnología que es nueva y disruptiva, es un servicio caro”, puntualiza Silva.
Pioneros en Latinoamérica
Conscientes de que Uruguay es un país plano, Silva y Mujica ven que su proyecto puede resultar atractivo en otros países latinoamericanos con más relieve y, por tanto, con más dificultades para abastecerse con productos básicos.
El problema reside en la regulación, porque a excepción de Uruguay recibió la primera habilitación comercial y de entrega a personas, el resto de países de la región está “lejos” de alcanzar esos avances reglamentarios.
“Lo primero que hay que impulsar desde Latinoamérica es la regulación, que será una realidad este año en Europa y Estados Unidos ya está desarrollando distintas pruebas con Amazon y Google”, subraya Silva.
Una vez los drones de Silva y Mujica sean un éxito en barrios privados, la intención de ambos socios es desarrollar un ‘hub’ de salida desde el centro comercial de distintos barrios para la entrega de sus productos a toda la población