CIUDAD REAL: Ecologistas piden más medidas de seguridad en la petroquímica de Puertollano, un plan de mejora de la calidad del aire y un estudio epidemiológico

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Comunicado de Ecologistas en Acción-Ciudad Real y Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia.- A tres semanas del último accidente en la refinería de Puertollano, ya con la “cabeza fría”, y pasado el susto de la tragedia que pudo haberse producido de nuevo, desde Ecologistas en Acción lanzamos una serie de reflexiones, habida cuenta de que, esta vez, los daños han sido sólo materiales.

 

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En los 55 años de funcionamiento de la refinería de petróleo de Puertollano han ocurrido varios accidentes graves con el resultado de 14 muertos, 9 de los cuales fallecieron en el fatal accidente de 2003 y 5 más en años anteriores.

El último incendio de dos depósitos de gasoil provocado por un rayo, el pasado 10 de agosto, debería haberse podido evitar, así como el de 2003, provocado por un fallo en el suministro eléctrico, puesto que ambos son riesgos muy comunes y pueden alcanzar, primero a los trabajadores, y segundo a la población de Puertollano, limítrofe con el complejo petroquímico que, con cerca de 48.000 habitantes, es el séptimo municipio más poblado de Castilla-La Mancha.

Con posterioridad al accidente de 2013 se produjeron demandas de mejoras en la seguridad de la refinería, principalmente por parte de los sindicatos, que llevaron a los directivos de REPSOL a reconocer que tenían que ampliar las medidas de seguridad.

En los años siguientes se realizaron inversiones para mejorar la seguridad del complejo sin que la viabilidad de la empresa se viera afectada por lo que podrían haberse implantado anteriormente. Vemos claramente que una mayor seguridad es cuestión de dinero, poniendo de manifiesto el conflicto entre maximizar los beneficios de los inversores y la necesidad de seguridad de trabajadores y habitantes de la ciudad.

En este último accidente del 2020, al no haber habido muertos, afortunadamente, las quejas de la población no han superado a las declaraciones de los responsables técnicos y políticos, mintiendo, al principio, y minimizando el riesgo y la importancia del accidente, después; olvidando que sólo gracias al viento la nube de humo negro, cargada con infinidad de sustancias tóxicas no ha incidido directamente en la población.

El aviso a la población recomendando quedarse en casa con puertas y ventanas cerradas es la única medida de protección general establecida, lo que supone que tarde o temprano se van a inhalar los contaminantes emitidos, tanto en un accidente como en las emisiones normales que efectúa la refinería.

Por tanto, la seguridad de las personas debe basarse en reforzar las medidas de seguridad de la refinería y en disminuir las emisiones cotidianas de contaminantes. De las numerosas sustancias tóxicas que genera el complejo, muchas son quemadas en los “mecheros” como forma autorizada de deshacerse de algunos tipos de residuos.

Tan solo 6 sustancias son monitorizadas en la red de estaciones de medida de la contaminación atmosférica de la administración pública: ozono, dióxido de azufre, monóxido de nitrógeno, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y partículas PM10. Estos seis contaminantes son los que obliga la legislación europea y española, pero es importante saber que solo se miden, no se controla inmediatamente su emisión.

Además, existen otras que la refinería emite de forma perceptible por la población, como las que impregnan el aire de olor a huevos podridos, que no se analizan y que corresponden al ácido sulfhídrico. También recordamos que los avisos a la población son insuficientes pues solo se realizan cuando se produce un periodo de tiempo en que la media de concentración de una de estas 6 sustancias supera los niveles legales, estando permitidos una cantidad de días en los que se superan valores máximos. Pero no existe obligación de avisar cuando se alcanza el pico máximo, con lo que las personas ya hemos estado expuestas previamente a niveles de los contaminantes nocivos para la salud.

La contaminación atmosférica se traduce en alta incidencia de enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cancerígenas, así como daños a la vegetación natural y los cultivos. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), organismo de la OMS, clasifica la contaminación ambiental como cancerígeno en el Grupo 1, donde se encuadran las sustancias sobre las que hay suficiente evidencia científica de que producen cáncer en el ser humano.

Numerosa documentación científica avala la existencia de una asociación positiva entre contaminación del aire y cáncer de pulmón, cáncer de vejiga y cánceres hematológicos, como linfoma y leucemia.

Para terminar, desde Ecologistas en Acción volvemos a pedir al Gobierno Regional de Castilla-La Mancha un plan serio, riguroso y que se haga cumplir, para que la calidad del aire de nuestra región y, en concreto, el de la comarca de Puertollano, mejoren notablemente, ya que las emisiones continuas que padecemos en esta comarca pensamos que están afectando de forma grave a la salud de sus habitantes.

En cuanto a esto, también volvemos a insistir a la Junta de Comunidades en la urgente necesidad de comenzar un estudio epidemiológico, mediante el que se evalúe y cuantifique esta relación directa entre la contaminación atmosférica y la salud de la población que la respira. Y no olvidamos al Ayuntamiento de Puertollano, del que creemos que podría poner mucho más de su parte para solucionar este grave problema que sufre la comarca.